.

.
Del todo y de nada... La alusión de un rastro de lo que nos pertenece... O quizás para rayar un poco de lo que queda...

viernes, 26 de febrero de 2021

He soñado contigo anoche

 He soñado contigo anoche...

Soñaba con un lugar sin fin,

Con un lugar donde el ensueño no acaba...

Donde la ilusión del del desespero es tan solo un conato

De inocencia,

De salvedad,

De incertidumbre...


Soñaba contigo sumergido en un profundo regaño,

El por qué no recuerda el cómo,

Ni recuerdo el causante,...

Ni el catalítico desdén de la explosión,

Solo recurso tus labios furiosos sobre mi palabra.

Yo, por otro lado, sólo admitía el regaño asintiendo;

Como niño inerme, escondía míos ojos de los tuyos,

Con una sonrisa en el rostro,

Y tu mirada enigmática,

Quemaba todo lo que tocaba al descubrir mi sonrisa.


¡Te susurraba que mi sonrisa era por el color del regaño!

¡Tal como era!

Sin embargo tus palabras cercenaban las mías,

Tu piedad no estaba presente, ante tus voluptuosos labios

Blasfemando por mi yerro... 

Yerro que nunca conocí...


Mi sonrisas crecía y crecía,

hasta que finalmente me preguntaste por ello,

Te respondí que me sentía feliz de tenerte en mis sueños...

¡Aunque sea con un jalón de orejas!...


Luego el sonoro y perturbante sonido del amanecer

Me quitó mi sonrisa, tu presencia, tus labios...

Mi mañana soleada estuvo ausente, vacía y vacilante... 

Sin regaños...


Solo quiero que sepas que he soñado contigo anoche...

viernes, 22 de enero de 2021

La Gran Miseria Humana

Silva, Pombo, Vargas Vila, Barba Jacob, Escorcía Gravini... Algunos apellidos que resuenan en las letras colombianas eternizados por ser contracorriente y de excentricidad palpable. Es Escorcia Gravini quien tendremos el placer de su visita en este humilde espacio, resaltando sus bellas letras melancólicas y corta vida baudeleriana. Entró al reconocimiento en tierras costeñas colombianas por la canción de Lisandro Meza quien, en los estertores de las noches de fiesta, recordaba sus letras al compás de la amargura y el quebranto.

Maldito por enfermedad, querido por sus padres, nocturno Solvitur Ambultante y habitual visitador de cementerios. Así fue Gabriel Escorcia Gravini (Colombia, 1892 – 1920), escritor colombiano quien vivió el infortunio de padecer y vivir apresuradamente. Leproso a la corta edad de 15 años, sus padres decidieron crearle un cuarto en casa para no dejarlo morir en la isla-leprosario de Tierra Bomba, Bolívar.

Con una adolescencia en pulsión, escribía versos y décimas a amigos y colegas. Entre esas letras, no evadía el amor por su vecina a quien enviaba sus escritos que, al recibirlos, leía sus poemas de amor con guantes para después quemarlos...

Encerrado en Soledad (peripatético nombre del pueblo y de su situación), visitaba el cementerio de noche donde paseaba. Fue allí donde compuso los hermosos, existenciales y tanatológicos versos de "La Gran Miseria Humana", poema de dialogo con la muerte personificada por el "sesudo" cráneo de una enamorada.

El poeta muere a la corta edad de 28 años consumido por la lepra y el aislamiento. Ante su muerte, su familia borra cualquier rastro de su enfermedad quemando todos sus bienes. Fuego, brasas y letras se extinguieron en una sola flama que se sacudió al vaivén del aire tropical... Letras extintas por siempre.

José Miguel Orozco (amigo del poeta) publicó después en su pequeña editorial los versos que sobrevivieron y, en especial, aquellos que los soledeños decidieron memorizar. Hoy, lo traemos aquí para que el maestro Escocia Gravini nos deleite con sus letras y nos pasee por la necrópolis existencial.


La Gran Miseria Humana. 
 
Gabriel Escorcia Gravini. 

1

Una noche de misterio
estando el mundo dormido
buscando un amor perdido
pasé por el cementerio....
Desde el azul hemisferio
la luna su luz ponía
sobre la muralla fría
de la necrópolis santa,
en donde a los muertos canta
el búho su triste elegía.
 
2
La luna sus limpideces
a las tumbas ofrecía.
y pulsaba el aura umbría
el arpa de los cipreses.
Aquellas mil lobregueces,
de mi corazón hermanas,
me inspiraron y con ganas
de interrogar a la Parca
entré a la glacial comarca
de las miserias humanas.
 
3
Acompañado del cierzo
Los difuntos visité,
y en cada tumba dejé
una lágrima y un verso.
Estaba allí de perverso
entre seres no ofensivos;
fui a perturbar los cautivos
en sus sepulcros desiertos...
¡Me fui a buscar a los muertos
por tener miedo a los vivos!
 
4
La noche estaba muy bella
y el aire muy sonoro,
refulgente dalia de oro
semejaba cada estrella.
Y la brisa si querella
por ser voluble y ser vana
en esa mansión arcana,
corría llena de embelesos
poniendo sus frescos besos
en la gran miseria humana.
 
5
La luna seguía brillando
en el azul de los cielos
y las nubes con sus velos
sin miedo la iban tapando.
Y en procesiones pasando
por la inmensidad secreta
iban, y la brisa inquieta
retozaba en el sauz
que empapaba con su luz
Diana, diosa del poeta.
 
6
La luna que Diana es,
en aquella hermosa noche
se abrió como el áureo broche
de una flor de esplendidez.
Sentí vacilar mis pies
en tan lúgubre mansión
y me senté en un panteón
con la lira en una mano...
Como un revuelto oceàno
temblaba mi corazón.
 
7
Bajo de un ciprés sombrío
y verde cual la esperanza
con su fúnebre asechanza
estaba un cráneo vacío...
Yo sentí pavor y frío
al mirar la calavera
pareciéndome en su esfera
que se reía de mí;
y yo de ella me reí
al verla calva y tan fiera.
 
8
Dime, humana calavera,
¿qué se hizo la carne aquella
que te dio hermosura bella
cual lirio de primavera?
¿Qué se hizo tu cabellera
tan frágil y tan liviana,
dorada cual la mañana
de la aurora al nacimiento?
¿Qué se hizo tu pensamiento?
¡Responde, miseria humana! 
 
9
Calavera sin pasiones,
di qué se hicieron tus ojos
con que mataste de hinojos
a idílicos corazones,
que repletos de ilusiones
te amaron con soberana
pasión que no era villana
y en esas horas tranquilas...
¿Qué se hicieron tus pupilas?
¡Contesta, miseria humana! 
 
10
Aquí donde no hay tropel,
calavera sin resabios,
di: ¿qué se hicieron tus labios
tan rojos como el clavel,
y dulces como la miel
de la campiña romana
esos, tus labios de grana
llenos de pasión mentida,
¿qué se hicieron en la vida?
¡Responde, miseria humana! 
 
11
Calavera a quien feliz
besa la luna de plata,
di: por qué te encuentras chata,
si era larga tu nariz.
¿Dónde está la masa gris
de tu cerebro pensante?
¿Dónde tu bello semblante;
y tus mejillas rosadas,
que a besos en noche helada
quiso comerse un amante? 
 
12
Aquí donde todo es calma,
contesta, cráneo vacío:
¿Qué se hizo tu poderío?
¿Qué de Laurina Palma?
¿Qué del placer de tu alma
que te dio el amor un día?
Tu altivez , tu bizarría,
tus sonrisas que mintieron,
dime, dime, ¿qué se hicieron,
oh, calavera sombría? 
 
13
A mis interrogaciones
el cráneo blanco callaba,
mientras la luna alumbraba
sarcófagos y panteones...
Y dije, sin aflicciones:
Si eres el cráneo de aquella
que en la vida sin querella
me despreció con desdén,
¡despréciame ahora también!
¡Eclipsa otra vez mi estrella! 
 
14
Estamos en la mansión
de la austera realidad.
¿Qué se hizo la liviandad
que tenía tu corazón?
No respondes, mudos son
tus labios que pronunciaron
cosas que ya se tornaron
en pálidas flores muertas,
cosas que no fueron ciertas
y mi pobre alma mataron. 
 
15
Aquí en esta soledad
que solo cruza el cocuyo,
dime: ¿qué se hizo tu orgullo,
tu amor y tu vanidad?
¿Qué se hizo tu potestad
de persona soberana
y mentirosa y galana
que ostentó tanta belleza?
Di: ¿Qué se hizo tu grandeza?
¡Responde, miseria humana! 
 
16
Vanidad de vanidades,
solamente son tus galas,
oh, mariposa sin alas,
llorando tus liviandades.
Las ópticas realidades
te circundan con profundo
marasmo donde infecundo
es el amor que iluminan...
¡Es aquí donde terminan
las vanidades del mundo! 
 
17
Aquí en este camposanto
se terminan los amores,
las alegrías, dolores,
el poderío, el encanto.
Cesa en los ojos el llanto
y el mundo vivo suspira;
aquí no llega la lira
de la muchedumbre inquieta;
aquí termina el poeta
y se enmudece su lira. 
 
18
En este mundo hedonista,
de egoísmo y de censura,
tan sólo la sepultura
es la que no es egoísta.
Ella recibe humanista
al santo y al condenado,
al pobre, al acaudalado,
al perverso, al bueno, al caco,
al honrado, al gordo, al flaco,
al bruto y al ilustrado. 
 
19
Al rodar el ataúd
en la hueca sepultura
se igualan en línea oscura
el crimen y la virtud.
Y en eterna laxitud
que da todo movimiento,
lanza gemidos el viento
y la soledad se aterra,
y ruedan sobre la tierra
los cráneos sin pensamiento. 
 
20
Aquí en este triste erial
donde sucumbir es ley,
el esqueleto de un rey
al de un esclavo es igual.
Aquí el toque funeral
de la sonora campana
es a la cabeza cana
como a la de negro pelo
y ñata, dando recelo
es la calavera humana. 
 
21
Aquí en este entristecido
y lúgubre camposanto
termina del vate el canto,
y del músico el sonido,
del pintor, el colorido
y de su cerebro el foco
se consume con sofoco
y solo queda el recuerdo,
aquí tanto vale un cuerdo,
como lo que vale un loco. 
 
22
Todo corazón se aterra
al llegar a esta mansión
viendo clavar el cajón
que se comerá la tierra.
Cuando una tumba se cierra
el alma gime angustiada
pero esa humana bandada
que a otro hoy viene a sepultar,
mañana en este lugar
será polvo... ¡será nada! 
 
23
En esta mansión glacial
donde lo fatuo refleja,
se pudre la carne vieja
como la carne jovial.
Aquí el necio se hace igual
al urbano de ilustrada
sociedad civilizada...
Y aquí la diosa riqueza
es igual a la pobreza...
¡Todo aquí es polvo y es nada! 
 
24
Y dijo la calavera:
"Aquí en este camposanto,
se perdió todo mi encanto
con que vanidosa era.
Se acabó mi cabellera
que en un tiempo fue dorada,
y mi mejilla rosada
como gasa de arrebol;
mis ojos que envidió el sol,
¡aquí se volvieron nada! 
 
25
"Tan sólo el dolor es fuerte
la vida es vano capullo,
yo vi acabarse mi orgullo
bajo el peso de la muerte.
Ya todo es materia inerte
y en este triste lugar
se tiene que terminar
el genio que esplendor tiene
y melancólico viene
las tumbas a visitar. 
 
26
"Llorar en estos desiertos
es una cosa muy vaga
porque el llanto nada paga,
ni resucita a los muertos,
que de paños recubiertos
están en la loza fría,
y aquí en un tétrico día
cae el que peca, el que no peca...
Así, haciendo horrible mueca,
la calavera decía: 
 
27
"Aquí está la gran verdad
que sobre el orgullo pesa;
aquí la gentil belleza
es igual a la fealdad;
aquí acaba la maldad
y la bondad apreciada,
aquí la mujer casada
es igual a la soltera..."
Me decía la calavera
con su voz apagada. 
 
28
"Yo soy el cráneo de aquella
a quien le cantaste un día
poemas que no merecía
porque no era así tan bella
como la primera estrella
del oriente, el tulipán
al que las auroras dan
el rocío que deslíe...
¡Aquí el que de mí se ríe
de él mañana se reirán!" 
 
29
Yo escuchaba aquella cosa
y lleno de horrible espanto,
salí de aquel camposanto
como veloz mariposa...
La luna pura y radiosa
vertió su lumbre fugaz
y la calavera audaz
dijo al mirarme correr:
"¡Nada tienes que temer,
tú, calavera serás!"
 
30
Yo, ante razón tan sentida
sentí por el cuerpo mío
un extraño escalofrío
casi perdiendo la vida.
Con el alma entristecida
volví a mi celda cristiana
meditando que mañana
por firme ley de la Parca
debo habitar la comarca
de la gran miseria humana.

lunes, 10 de agosto de 2020

La Angustia de la Conciencia de la Física

Recibió la carta algo extrañado... ¿Por qué recibía una carta de la Universidad de su maestro si hacía pocas semanas lo había visitado? ¿Sabría de alguna nueva cátedra? Recordaba que en su última visita, su maestro parecía lucido y fortalecido por sus pujas científicas ante obsoletos anti-atomistas, aunque lo notó angustiado por razones que su maestro calló. Eran pasadas las seis de la tarde, la oscuridad otoñal le incomodó al leer las líneas de texto y, acercándose a la luz del candelabro leyó. No podía creerlo... Releyó con atención nerviosa. Su maestro, Ludwig Boltzman había muerto. En una casa de campo de retiro vacacional en Duino, Boltzman se colgó de una viga.


Se desplomó en la silla de madera. Escuchó a su esposa preguntarle si se encontraba bien, si eran noticias halagüeñas de la publicación que hicieron juntos... Él, abstraído, sólo evocaba coletazos de recuerdos. La memoria se le volvió un manojo de sus clases magistrales de filosofía natural, las discusiones sobre el movimiento molecular de los gases con Walther Nernst y el movimiento molecular a bajas temperaturas. Recoerdaba los choques que presencio cuando Boltzman demostraba la teoría atomista y molecular de gases, mientras Ernst Mach y Wilhem Ostwald descreían de la existencia de cuerpos microscópicos corpusculares. Aquellos eran tiempos donde atomistas y anti-atomistas pujaban por lo que la naciente mecánica cuántica daba por existente... Dolorosamente existente para Él...






Paul Ehrenfest nació en Viena como buena parte de los grandes físicos de finales del siglo XIX. Sin embargo, tuvo el infortunio de vivir una infancia dura y de severa pobreza, como pocos de los grandes físicos de finales del siglo XIX. Vivió en una modesta casa con su familia judía y, a corta edad, aprendió a leer, escribir y contar a la edad de seis años gracias a su hermano mayor Arthur. Su madre muere cuando sólo tiene 10 años por cáncer de seno, mientras su padre sufre ulceras gástricas. Eventos que llevará a cuestas siempre...

Recuperado de sus úlceras, su padre se casa de nuevo con una joven de 22 años, la edad de su querido hermano mayor. Paul, aquejado por el dolor de su madre, es protegido por sus hermanos y ellos amparan sus deseos de estudiar, pero empieza a crecer con una tristeza y dolor que no logra parar y cae en su desempeño académico. Una depresión continua y abrasiva empieza a tomar posesión de su ser, pero su gusto por las matemáticas nunca decae.

Al finalizar sus estudios de bachillerato, su padre empeora sus problemas gástricos y fallece. Paul quiere suspender sus estudios, ¡está harto de todo! La pobreza, la aflicción y la pérdida de sus padres lo sumergen más en su depresión.... Su hermano mayor lo persuade a continuar, a no dejarse vencer y logra entrar a la Technische Hochschule en Viena donde conoce a su mentor Boltzmann.

Viaja a Alemania y Austria donde toma cursos de pregrado en física y matemáticas y conoce la naciente teoría electromagnética. En uno de sus cursos de matemática con Hilbert conoce a la guapa rusa Tatyana A. Afnassjewa. Él, curioso a tan bella mujer, se acerca y le pregunta si asiste a las reuniones del club de matemáticas para reunirse con ella. Se entera que las mujeres no pueden ingresar al club a voz propia de Tatyana. A los siguientes días, Paul se acerca al club y sugiere un reto al director: Si una matemática logra hacer un difícil ejercicio de cálculo más rápido que un matemático, se permitiría el ingreso de mujeres al club. El director acepta y corre a contarle a Tatyana que, sorprendida por la avanzada de Paul, toma el reto con ligera ansiedad. Días posteriores el reto se lleva a cabo, Tatyana lo gana y logra ingresar al club. Allí se gesta una bella amistad entre Paul y Tatyana que se convertiría en poco tiempo en matrimonio.

Al terminar sus estudios doctorales al lado de Ludwig Boltzmann en la Universidad de Viena, Paul recibe su doctorado en 1904. Él y Tatyana deciden casarse y, para ello, renuncian a sus credos, dado que habían complicaciones religiosas que no permitían la unión matrimonial en el Imperio Austro-Húngaro (ella era cristiana y él judío). Sin embargo, a los pocos meses de su graduación y matrimonio, empezaron las complicaciones. Ambos estaban cesantes y querían un empleo académico adecuado. La pareja se mueve a San Petersburgo donde subsisten con cátedras temporales entre 1907 y 1912, que posteriormente Paul obtiene finalmente una cátedra de física teórica en la Universidad de Leiden (Holanda).

En los seminarios de Leiden, Paul era un experto en generar preguntas que extraían la esencia del problema y se empezaron a reconocer sus grandes habilidades científicas. Esa gran capacidad, poco habitual entre sus contemporáneos haría a cualquiera sentirse orgulloso; a Paul lo tenía sin cuidado, él se centraba sólo en su melancolía plagada de dolor y en su depresión omnipresente.

Es aquí donde Paul Ehrenfest recibe la noticia del suicidio de su mentor y, agrega la misiva, se solicita a él  un obituario a su memoria. El encargo se le hizo doloroso...


Aspectos físicos-técnicos y los aportes de Paul Ehrenfest.


Durante el estado embrionario de la teoría cuántica, Ehrenfest clarifica que la ecuación de Planck que explica el comportamiento de radiación de cuerpo negro necesariamente requiere un postulado de energía discontinua ―la existencia de la discretización de la energía en niveles―, lo que la física clásica era incapaz de atribuir y explicar. Además, en 1911 Ehrenfest señaló que la teoría cuántica de la luz de Einstein  difieren de las partículas clásicas en ser estadísticamente indistinguibles. En esta gesta creó su estadística ―denominada Estadística de Bose-Einstein― en un artículo de 1915 con el físico alemán Heike K. Onnes. En vez de trabajar con energía corpuscular, Ehrenfest prefirió trabajar con el modelo de ondas cuantizadas que fue propuesto en 1906, que más tarde se convertiría en la esencia de la teórica cuántica de campos. Además,el principio adiabático ideado por Ehrenfest en 1913, permitió que los físicos cuantizaran una nueva variedad de sistemas físicos ligados a sistemas termodinámicos.

En 1911, Paul y Tatiana Ehrenfest publicaron un artículo crítico sobre el naciente campo de la mecánica estadística y sus bases conceptuales, dando énfasis en lo que subsecuentemente investigadores trabajaron en problemas críticos con suposiciones hipotéticas de la existencia de micro-estados energéticos.

Por encima de todo, Ehrenfest era un crítico incisivo, capaz de señalar los puntos débiles de cualquier argumento y por tal motivo fue llamado «la conciencia de la física». Sus acertados cuestionamientos en disertaciones eran reconocidos entre colegas y entre sus estudiantes. Entre ellos, George Eugene Uhlenbeck, ideólogo del concepto del espín del electrón, escribió sobre Paul Ehrenfest:

«Primero la afirmación, luego la prueba ... Su famosa claridad [no debe] confundirse con rigor. ... Nunca dio ni hizo problemas; no creía en ellos; en su opinión, los únicos problemas que valía la pena considerar eran los que usted mismo se proponía. ... Trabajaba esencialmente con un estudiante a la vez, y eso prácticamente todas las tardes durante la semana.»

También era famoso por sus comentarios como: «¿Por qué tengo tan buenos estudiantes? Porque yo soy muy estúpido». O «¿Usted dice eso por principio o sólo porque resulta que es cierto?».

Ehrenfest hizo importantes contribuciones a la física en varias áreas y los estudiantes de licenciatura que estudian mecánica cuántica llegan hoy invariablemente al «teorema de Ehrenfest». Y era curioso que los niveles exigidos por Ehrenfest eran tan elevados que ni él podía estar a la altura...


***


Era 1929 y la gran depresión desploma la economía global. Paul Ehrenfest, con familia a bordo, estaba seguro que su empleo en Leiden se acabaría y necesitaba un plan de respaldo. Escribe buscando consejo a su hermano del medio Hugo quien, ocupado en sus propias labores como médico, responde corta, fría y contundentemente. La carta es leída con dolor... Paul solo se cercioró de releer la frase «...tu molesto complejo de inferioridad».


En agosto de 1932, Albert Einstein (gran amigo de Ehrenfest) se entera de su depresión severa. Está tan preocupado que escribe directamente a la Universidad de Leiden expresando su honda preocupación por su amigo y sugiere una descarga laboral.

Paul se siente cada vez más abatido. Escribe a un amigo cercano mencionando que, su hijo menor Wassily, tiene síndrome de Down. Culpa a Tatyana del estado mental y físico del niño y sabe que tendrá que buscar más recursos para sostener las condiciones especiales del menor. En la carta, para más inri, expresa su escepticismo acerca de su habilidad para continuar sus estudios de física cuántica y declara que no puede seguir sus desarrollos. Se quejaba que sus habilidades decrecían, mientras que una nueva generación de físicos eran capaces de entrever la naturaleza fascinante de la física cuántica en maneras que nunca hubiera imaginado. Para él, la física siempre fue un objeto fácil de visualizar; ahora cobraba un aire esotérico donde las partículas se confunden con ondas...

Ehrenfest busca empleo en la Unión soviética dados lo contactos y familia de su esposa Tatyana. Sin embargo en auxilio a su depresión, empieza un affaire con una artista llamada Nelly. Pero el enamoramiento le durá poco y lo desgasta aún más... En un paseo nocturno, un amigo de su esposa lo ve en arrumacos con Nelly cerca a un parque. Al ser descubierto pide perdón a Tatyana... Se siente fatal y se sume aun más en su depresión.


***

El 24 de septiembre de 1933 y las ciudades europeas reciben la premier de la película nazi «El joven Hitlerista (Hitlerjugend Quex)», que marcaría el hito de la propaganda germana y las huellas de lo que estará por llegar... Mientras, Paul escribe una carta cargada de aflicción con remitentes a Niels Bohr, Albert Einstein, James Franck, Gustav Herglotz, Abram Feodorovich Ioffe, Philip Kohnstamm y Richard C. Tolman. Está a punto de enviarla sin embargo se arrepiente. ¿Para qué? Se pregunta... No quiere mostrarse débil, tendría que explicarse, justificarse... ¡Quiere acabar con todo! Pero conserva sus fuerzas y esconde la carta...


Al día siguiente, dice a su esposa que llevará a Wassily a su cita médica rutinaria. Al salir, da besos a sus hijos y toma en brazos a su hijo Wassily y le dice que saldrán un rato. El niño asiente feliz y salen mientras su rostro repasa los ojos de sus hermanos mayores. Pasan por la oficina postal y entrega una carta para ser enviada a Estados Unidos. El pulso de Paul es tembloroso al poner los sellos postales y su hijo lo mira con curiosidad inocente. Caminan y entran en el instituto médico. Paul deja que el niño entre a su cita rutinaria con el pediatra... Le tiemblan las manos, pero decidido, saca una pistola corta y la mira presuroso. Los minutos son insufribles y la espera larga... Su hijo sale, apunta y dispara. Las aves del tejado vuelan asustadas por doquier mientras el niño se desploma desvalido... La descarga le hace temblar la mano pero no el espíritu. Apunta a su sien y dispara.


***

Una secretaría lleva unas cartas y se detiene en una oficina donde A. Einstein lee unos documentos. La secretaria saluda ligeramente, entrega sus cartas y se retira silenciosamente sin querer molestar al genio. Hay una carta de Paul Ehrenfest. Alegre, rasga el costado y lee:


«¡Mis queridos amigos: Bohr, Einstein, Franck, Herglotz, Joffé, Kohnstamm y Tolman!

 

Desconozco absolutamente cómo continuar llevando durante los próximos meses la carga de mi vida que se me ha hecho insoportable… Quizá aún pueda emplear mis últimos cartuchos de energía en Rusia, pero si esa posibilidad no se llegara a confirmar muy pronto, es del todo seguro que me suicidaré. Y si eso llegara a suceder alguna vez, entonces me gustaría saber que os he escrito, tranquilamente y sin agobio, a vosotros cuya amistad ha ejercido un papel tan importante en mi vida… En años recientes se me ha hecho cada vez más difícil comprender los desarrollos de la física. Tras intentarlo, cada vez más abatido y roto, al final he caído en la desesperación. Esto me hace sentir totalmente cansado de vivir… Antes me sentía condenado a vivir principalmente por los cuidados económicos de los niños. He intentado hacer otras cosas sin apenas éxito. Por consiguiente, me concentro cada vez más en los detalles exactos del suicidio. No tengo otra posibilidad práctica que el suicidio, y eso después de haber matado a Wassik. Perdonadme… Os deseo lo mejor para vosotros y vuestros seres queridos.

 

Paul Ehrenfest.»


Einstein relee la carta devastado. No lo puede creerlo, su amigo Paul no pudo lograrlo... Abatido, Einstein se encuentra con dos duras realidades: su amigo Paul había muerto pegándose un tiro en la sien y el caudillo Aldolf Hitler toma el poder en Alemania (Tierra que jamás volverá a pisar). La conciencia mundial entraba en una profunda decadencia bélica y la conciencia de la física había muerto a manos propias. Einstein se levanta de su silla, saca su violín y en su habitación repercute los primeros compases de Albinoni en el Adagio en G menor.







Adendas.

  1. Pocas veces escribo en este espacio sobre mis quehaceres profesionales. Hoy será la excepción por la gran impresión que me provocó una historia real que conocí hace poco... Entre otras, les deseo un tranquilo encierro, lleno de lecturas, introspección, poca reinvención (eufemismo de mierda que sólo logra cubrir el sobrevive-como-puedas). Así, basado en hechos y eventos reales, espero que los eventos del quien fuera llamado «la conciencia de la física del siglo XX» sea conocido y saquen conclusiones... Si es que hay alguna...
  2. Curiosamente, dicen que el estudiante de Paul Ehrenfest, George Uhlenbeck se suicidó, pero se desconoce aún el cómo murió. Tres muertos del mismo modo, ¿tendremos malditismos en física.
  3. ¿Ya les dije que la historia es basada en hechos reales? Bueno, hay pasajes claramente inventados por mi. Si quieren saber qué me inventé, ingresen aquí





viernes, 14 de julio de 2017

Cuando Enrique Fracasó en Todo Excepto en Culparte

“Cuando en la oscuridad del bosque el hombre silba, 
puede que ahuyente su miedo, 
pero no por ello va a ver más claro”. 

Refrán Alemán.


-Buenos días doctor…

-Hola Enrique, esperaba por ti… siéntate… ¿Deseas algo para beber?

- Si gracias, verá quisiera un te verde con unas cuantas hojitas de perejil bañadas en escarcha de azúcar…

-Creo que no podré darte sino un café...si mucho con azúcar… ¿Está bien para ti?

-Pero doctor, ¡yo pensé que su consulta era seria!

-Lo es, pero vinimos a hablar de ti, no de mi suministro en la alacena.

- Está bien…



Enrique Milagros Sobreprotechs se arrellanó en la cómoda del cálido ambiente de su terapeuta Paulov Dousantos Diosmelibre. Veamos, Enrique tiene 29 años, una estatura media y es de contextura atlética por los ejercicios TRX; es profesional en ingeniería comercial y postgraduado en administración y finanzas; tiene una gran fascinación por el trabajo on-line y, además aquí entre nos, tiene recientemente una muy sensual novia quien le juramentó, bajo biblia en una mano y escroto en la otra, que el sexo orbitará bajo cualquier orificio (sea dual este argumento en él o ella) y tendrá permiso de penetración fálica inexpugnable y con garantía del “pide no más que todo te será dado”.

Ahora bien, ¿por qué nuestro bisoño y buen muchacho Enrique visita a un terapeuta? Pues bien, tiene el problema de ser un vástago de la generación “millenian”: Irresolublemente inconforme y negligente, hiperconectado, tan apático como una piedra en un camino veredal y es emocionalmente hiperestésico. Cada vez que intenta resolver su vida con algún negocio, empresa o proyecto, su animadversión al fracaso lo volvía agresivo-depresivo y maldecía su mala fortuna como elemento disociador de sus malas proyecciones e inexperiencias… Sorprende incluso que tenga la novia sexy que tiene…


-Cuéntame, Enrique, ¿qué tal va tu vida?

-Doctor, he fracasado nuevamente. Traté de marcharme de casa, pero no pude hacerlo… Ese cuento de lavar platos a mano, enjuagarlos y ponerlos a secar es muy difícil… ¡Y ni hablemos de trapear, barrer, fregar, aspirar, virutiar, planchar, lavar….! ¡noooo! No logro acomodarme a esta vida miserable. Siento que cada intento por sacar mi vida adelante se ve como un despeñadero, como estar al borde de un abismo que me va a tragar de repente. Me siento sumamente frustrado…

-Mh, entiendo Enrique. Toma este pañuelito, no me empegotes el sofá por favor… Desahogate sin miedo.

-Perdone doctor... Es que es tan difícil… snif, snif…

-Sigue por favor.

- Siento que esto es culpa de mis padres y mi abuelo. Ellos siempre tan ocupados… nunca me dieron la oportunidad que merecía, nunca me enseñaron a acomodarme en la vida…



La familia Sobreprotechs primigenia había sido desterrada de Austria por la segunda guerra mundial con la madre de Enrique en sus dulces 3 años y medio. Sin lugar en que refugiarse y con una Europa botando fuego por boca y nariz, la familia migra a una Colombia precoz, multi-étnica, supracatólica y completamente opuesta a la Austria post-Habsburgo. En Colombia el abuelo de Enrique, Tobias Drejemenquietosch ingeniero civil de formación profesional, ensambló algunos de los puentes en la región céntrica de Colombia con un amigo huilense, don Augusto Camelladuro, viejo amigo de don Tobias y que pasó algún tiempo en Viena como mano de obra en construcción civil. Don Augusto, además de sumirlo en el buen oficio de levantar el codo para beber ron, aguardiente y cuanto destilado y juagadura de chicha se le atravesara, le motivó a estabilizarse en las tierras cercanas al nevado del Huila.

Después de un tiempo, don Tobias conformó su sociedad ingenieril “Las Aguilas Achantadas Asc”. Aclaremos aquí que la conformación del nombre titular de la sociedad tuvo una confusión germano-colombiana. Don Tobias quería llamar su sociedad “Aufgebracht Adelaars” (águilas rabiosas en castellano), pero en alguna parte don Tobias perdió el sentido… y el gusto, ya sea porque recibió mucho aguardiente al celebrar la firma de su sociedad, o por el exceso de orujo y Schnaps antes de la firma y terminó poniendo a su sociedad tan singular nombre.

Así, el abuelo de Enrique montó su negocio y pudo levantar una bella familia cuya hija mayor y madre de Enrique, Helena Carca Sobreprotechs sería asociada y posterior directora ejecutiva. Su esposo Enrique Móntate-Aristarco Milagros, empezó en la compañía como ingeniero de obras civiles raso e inicio sus escarceos amorosos con la señora Helena Carca entre oficina y oficina jugando al escondite con don Tobias. Enrique Aristarco logró escalar así a un puesto muy elevado en la compañía de las Águilas Achantadas al título de Coordinador de la Coordinación Administrativo de Gestión plusorgánica-metalo-industrial Organizacional de Planificación y Ejecución Evaluativa de Competitividad. Denominada para resumir la COCOGESTOMETOPLANVACUO, su oficina se erigió como obelisco para centrarse en lo más importante de la empresa… Lamentablemente no disponemos de información suficiente para detallar el oficio de tal oficina, pero confiamos en el buen nombre y cargo sustancial de la COCOGESTOMETOPLANVACUO y de su jefe directo, don Enrique grande, para dar buena fe de la labor desempeñada y su próvida ejecución. Continuemos con la visita de Enrique (el pequeño) en su visita semanal con su terapeuta…


-Entiendo como te sientes Enrique sin embargo, ¿no crees que echarle la culpa a tus padres y abuelos de tus apegos mal nutridos y de tu despojos emocionales es algo victimista?

-No le entiendo doctor, ¿qué me quiere decir?

- Lo que quiero apuntarte es lo siguiente. Eres un hombre en etapa de maduración, con buen semblante, profesional y de familia acomodada. Si me perdonas que te agregue, no eres feo, eres exitoso con el sexo opuesto.. y hasta con el tuyo por lo que me has contado… entonces, ¿crees que no has podido salir del cascarón, de tu esfera protectora y de esa supuesta cárcava oscura por culpa exclusiva de tu familia?

- Doctor, mis padres me desearon el mal, fallé en mis actos y nunca lo tuve todo. ¡Es culpa de ellos que fracase! Después de todo, ellos no dimensionan ni valoran lo que he hecho por ellos… Yo les comparto todo, les muestro mis movimientos, mis sueños… y todo están hechos mierda…

- Entiendo….- El doctor Paulov Dousantos anota un par de diagnósticos ilegibles y escribe una tercera y cuarta palabra clara en mayúsculas sostenidas leída como PELELE INÚTIL en vertical con el acróstico:


Para
Este
Lelo
Enrique
L
E


Cuando estaba a punto de terminar la primera palabra, Enrique añadió:

-Además mis padres no lograron comprender lo que deseaba y han provocado que toda mi vida sea una tragedia. Han hecho mi vida con un esquema tan rígido que siempre esta en reconstrucción.

- Infortunadamente Enrique nuestros padres ofrecen la sensación de despreocupación en nosotros. Ellos quieren preservar la sensación de felicidad a corto plazo dándonos todo… y su único pecado es que nos lo hayan dado todo a costa incluso de su propia felicidad… Además, tu buena posición social hace que tengas estatus y apariencia... y la apariencia lo maquilla todo, incluso el dolor…

- Es cierto doctor, pero así y todo me lo pone muy difícil… ¡no puede ser mi culpa! ¿De quien podría ser?

-Bueno, considerando que no quieres verte envuelto en tu crianza y que esta es la vigésima octava vez que te digo que debes mirar tu pasado con detalle para no cometer los mismos errores, creo que debes considerar enfrentar tus temores, salir de la burbuja de auto-flagelación innecesaria y ser más crítico con tus proyecciones...¿por qué sientes que fallas? ¿Crees que el placer, la gloria y la comodidad te pertenecen por derecho per se? ¿De quién realmente la culpa de tu desdicha? Has envuelto tus desdichas en la desesperación por simplemente no lograrlo y das vuelta a la responsabilidad por no asumir tus propias caídas, ¿por qué crees que caer es tan malo y deshonroso? ¿Crees que la culpa la debemos endilgar a algún chivo, cabra o pollo expiatorio por tu éxito tan esquivo? Si tus empresas han sido tan difusas y no te has dedicado a ellas con esmero y dedicación, ¿por qué siempre la culpa es de los otros?

- Vea doctor… publiqué en mi perfil lo que pensaba… ¡tengo 30 likes en 10 minutos! Por cierto doctor, ¿le conté que me estoy leyendo El Secreto de Rhonda Byrne? ¡Maravilloso!


 
El doctor Paulov puso sus ojos en blanco tras su libreta de apuntes. Durante una hora y media Enrique se quejo sobre lo divino y lo humano, de su infortunio y de su mala suerte en este orbe cruel, sucio y doloroso en el que le tocó vivir. El buen doctor hacia lo suyo formulando las preguntas adecuadas y haciendo ver a Enrique que su narcisismo destrozaba lo que tocaba…

Ahora, para ahorrarnos un poco toda esa perorata y guardando el secreto profesional que el doctor Paulov nos ha permitido ver hasta el momento y, en aras de una revisión socio-experimental, terminemos de resumir nosotros y chismosiemos lo más relevante de la personalidad de Enrique… Insisto que nuestro cotilleo se hace en torno a la ciencia. Además, no se preocupen por el melindros..., perdón, por el pobrecillo de Enrique, está en las manos del buen doctor Paulov quien estará atento al cuidado de él.

Enrique Junior, desde su más tierna infancia lo tuvo todo: juguetes y diversiones Mattel, toda la colección de transformers sacas de las horribles películas de Michael Bay, consolas de videojuegos Playstation 4 (con consolas se hace énfasis en el PLURAL, ya que el dulce renacuajo Sobreprotechs, en una furiosa rabieta contra su madre por comprarle el juego equivocado, golpeó el aparatejo volviéndolo mierda de mil pedacitos)… En fin, al niñato nunca le falto lo “básico” para que un infante en pleno auge postmodernista crezca sin las carencias físicas apropiadas y con la hiper-protección y asepsia correspondiente.

Los padres de Enrique, ausentes y dados sus quehaceres diarios, sacaron sus mejores esfuerzos por sacar el mayor provecho a su pertinencia a una familia de bien (léase esto como: uno, valorar más beneficios económicos que una educación emocional firme; dos, tener un hijo lo más pronto posible que rellene a la brava todos los vacíos conyugales; tres, ocupación completa del cronograma anual de 7 am a 7 pm), hicieron del pequeño Enrique un ser a su imagen y semejanza. Por regla de tres, el augurio es más que obvio: Caprichos excesivamente consentidos, un egocentrismo que circula entre el perfil de facebook y la superioridad moral en twitter, un solipsismo galopante... Es todo lo que necesitamos saber para enarbolar el perfil de Enrique, junto con un par de parafilias que no vienen en este cuento y que no confirmamos su aseveración...

Al terminar la sesión, ambos se despidieron con cordialidad. Un abrazo de agradecimiento de parte de Enrique y la sensación de sentirse mejor con muchas lagrimas derramadas en el sofá, fueron el final de la jornada para el doctor, quien me llamo luego para tomarnos unas cervezas. Me contó algunos detalles de la sesión que yo, chismoso, les he contado con algunos pormenores (el doctor y yo hemos sido buenos amigos desde que rompí mi relación con Manuel, un viejo conocido).

Invito a Paulov a la primera tanda de cerveza con ración de nachos en el bar “El Farolito de Ernesto”. De fondo, Afuera de Caifanes retumba y tamborileo mis dedos al son del ritmo de la batería. Le digo:

- Ya no hacen rock de esa calidad…

- Si lo hacen, pero desde que empezaste con el ese metal de sangre, sangre, satanás perdiste toda afinidad y te volviste exclusivo y excluyente…

- Vee… ¿pero que te hicieron en el trabajo hoy? ¿Tuviste un mal día inyectando silicona existencial y botox emotivo?

- Ja ja ja… muy gracioso, cabrón... no… realmente mi problema es otro… ese muchacho Enrique me hace pensar en el fracaso… Rechazo a gente como él con esa dependencia enorme, pero debo atenderlo, es mi oficio, ¿no? Sin embargo, hay algo que siempre me atrae sospechosamente en los despojados constantes, en los que se esfuerzan y caen una y otra vez. Es un atractivo que los triunfadores y los todopoderosos in facto no alcanzan. Sus onerosas fuerzas bendicen glorificando lo que tocan, son reyes midas del éxito y no comprender que el caer una y otra vez trae disciplina y constancia. La lucha constante, esa puja por lograr lo que se quiere contra huracán, aluvión o cataclismo, destaca como sinónimo de lastimera congoja, como un pesaroso esfuerzo.

Me harta escuchar estos “dandis” del éxito, a esos coronados por la celebridad y la fama. Su estatus de superioridad y su posición glorificada parece que puede clasificarlo y autorizar lo que es divino y lo humano. El clamado se siente con el poder de señalar lo que se debe caracterizar, considerar, nominar ennoblecer, ilustrar… Si no estás mostrando el canalillo de las tetas parados en tacones Versace puntiagudos no vales ni la invitación al café de tu entrevista; si no usas pantalón de paño y la camisa polo que demuestre élite, te puedes ir olvidando del puesto…

Y, recientemente, no sé porqué putas se minoriza el esfuerzo y la dedicación. Los subalternos, los cadetes, los escalones más bajos, los que no somos lumbreras, generamos lástima y no representamos sino un estatus nimio entre migajas y escoria.

El fracaso se ha vuelto la punta de lanza a esquivar. Te toca y estás fuera, eres maldito por siempre. Si no pasas a tal o cual universidad que te permita estudiar cualquier mierda económica y que, obviamente te dé los dividendos y un superavit sobresaliente, serás proscrito a tener que vagabundear por la mediocridad de una institución universitaria estudiando una mediocre sociología, antropología o bellas artes. Parece ser que errar, fallar, equivocarse y desacertar son la desnudez que queremos evitar… A veces pienso que revolcarse en el error es lo mejor que te puede pasar...

-Si, es socialmente complicado difícil vivir ahora. Es como... ¿cómo se llama el de los monos? ¡Ah!,  darwinismo...

-¿Qué? ¿Es lo mejor que me tienes para decir? Al carajo tu darwinismo y tus teorías… ¿Qué es esa mierda de ponerse a moco flojo por la tarea de una escobita en su quehacer diario? Es un trabajo duro, lo sé. Sé del esfuerzo y del empeño en su hacer, pero aplaudo su esfuerzo y su energía. No con esa puta tristeza intrínseca de un quehacer que debería mirarse con lastima y desprestigio ilegítimo. Por gente desvalida y desafortunada como ellos es que aún funciona este mundo, ¿o es que acaso ves a Sarmiento Angulo repartiendo mercados puerta puerta y limpiándote el culo? No sé compadre, me dan arcadas esas ganas de triunfo inmediato que está sembrándose… Todo el mundo quiere ser traqueto telenovelesco, actor adonis hiper-musculado o un adinerado inmediato trepa-sueños…

- Oye, pero calmate... ¿necesitas un ansiolítico en ginebra y una cerecita con prozac? Además, no te quito razón… pero basta de consulta, mira ese par de flacas sentadas en la barra… ¿las traemos?

-Nah, no estoy de animo, mi relación con Alexandra está fatal... Mejor te propongo esto, las próximas dos rondas van por mi cuenta.


JLC 



Hacia rato no venía por estos lares... es un gusto saludarlos... 

Hoy la música varía entre los errores, el levantarse y la crueldad de la indiferencia... Les recomiendo el Sunrise de Waylander, banda Irlandesa de cantos celtas de folk metal.


Virulo - El Cantor Posmoderno


Wishbone Ash- Errors on my way


Waylander - Sunrise


Queen - Innuendo