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Del todo y de nada... La alusión de un rastro de lo que nos pertenece... O quizás para rayar un poco de lo que queda...

sábado, 13 de junio de 2015

Epístola Desde Un Aislamiento.


Un viejo escrito que me encontré... 

“El verdadero dolor, el que nos hace sufrir profundamente, hace a veces serio y constante hasta al hombre irreflexivo; incluso los pobres de espíritu se vuelven más inteligentes después de un gran dolor.”

“...el grado de civilización de una sociedad puede ser Juzgado al entrar en sus prisiones”
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Fedor Dostoyesvski.




Sacale punta a mi lápiz, ¡tienes que hacerlo! Ya sabes, tengo tooooodo el tiempo del mundo, ¿no? Veras, así me respingo la idea de que podré afilar mis ideas. Sí, lo sé... Una idea bastante absurda y, sobre todo, rodeado del hedor de reclusión... Pero no importa, ya que estas aquí, lo entenderás. ¡Yo ya lo entendí! Parezco un canario... un puto canario caminando entre estas cuatro paredes ociosas que silban mi destierro...

Sé que te han contado cosas de las prisiones... Que las has visto como en las películas o como en los cuentos de Dumas... ¿aún sigues creyendo que tenemos al prisionero con la máscara de hierro durmiendo en un pajar? ¡Qué linda es la ilusión! Eso fueron otras épocas paupérrimas. ¡Pero eso si! Mucho más honestas que esta... Aquí cómo ves, sólo hay miradas vidriosa y deseos en etapa terminal; movimientos involuntarios y carcajadas estúpidamente acomodadas al ser espoleadas por nuestros miserable encierro... la naturaleza corrupta en su flor más rojiza.... y, por supuesto, adobado todo con dolor... mucho dolor...

¿Cuanto llevo aquí? Me parece que ha sido una eternidad; pero ya son tres años, tres largos años de abortar la cordura... Tres años, mi calvario, mi infierno...

Pero sigamos... Cada vez me siento más literato, tengo todo el tiempo del mundo para serlo. Como una novela de Dostoievski, levanto mi mirada y sólo veo reclusos con ojos frágiles y miradas perdidas en su encierro. Me preguntarás por el qué hago aquí, ¿no? Ya no importa la razón por la cual estoy encerrado, ni importa cuanto más estaré aquí...

Cada mañana veo a mi lado mi compañero de celda contar de manera inane y autómata los ladrillos en la pared. Las moscas rondan los barrotes y los chillidos de las ratas socavan nuestras almas escondiéndose al ver la luz solar mortecina.

Mi hueco toser me levanta y retumba sobre los muros... me hace recordar la soledad de mi cordura y mis ensueños perdidos. Los grilletes crujen ante los movimientos involuntarios y las facciones estultas de muchos de los presos se recrudece. Esta maldita tos retuerce mi cabeza exprimiendo mis avatares existenciales y me golpea aún más el sonido oxidado de los resortes de este colchón roído.

Me acurruco para sentirme ligeramente vivo... Abrazo mis piernas... no tengo más.... Ahora sé que mi cerebro ha estado ocupado en una misa de 24 horas. Sé que estuvo acompañando a dios; ¡sí, a dios!... a esa máquina prefabricada para servir a las pasiones; restrictivo y duro; contumaz y perenne; aguerrido y paupérrimo; gobernado a su capricho y querencia. Sé que me incomoda su presencia con sus arrogantes adalides y su pendenciera justicia... Los presos se aferran a él...¡no sé ni para qué!. ¿Me creerías si te digo que esa pantomima de rezar sólo le queda bien a los mimos?
Él ya me ha derribado muchas veces... ¡Oh!, ¿no lo sabias? ¡lo hizo!... No lo volverá a perpetrar, ¡mierda, eso te lo juro! Él no me prestó ningún servicio con las esculturas de sus quimeras, turbó mi espíritu sin iluminarlo, y debo odiarle en vez de agradecerle. Desesperanzador, ¿no? No te preocupes, para aliviarte sólo es cuestión de que quites los cerrojos de la ilusión, escapar de esté oscura reclusión y podrás escabullirte.

Salgo de mi cama, alzo la mirada a mis barrotes, me arrodillo y rezo: quisiera agradecerte, señor mio, porque me has turbado, porque se que cada ve que piso este suelo, tendré el recuerdo de mis más profundas pasiones totalmente rotas y que sólo tú me las has cohibido; te tengo presente en mis sueños como una querella entre el dolor y el sufrimiento; turbas mis sentidos con tu existencia y sólo edificas miserias en mi conciencia.
 
¡Shhh! ¡Cuidado! No hay que hablar, ¿lo oyes?... Ahora mis pensamientos son interrumpidos por la bocina de la prisión, quejumbrosa e hiriente... retumba a los mil vientos la gangosa y roñosa voz de las tareas matinales. Zumban en mis oídos la adusta voz de naturaleza corrompida del jefe de la prisión. Las celdas se abren lenta y pesadamente para ver sólo semblantes cansados y los presidiarios se arrastran ante una nueva y pesarosa cotidianidad.

¿Libertad?, ¿Derecho ante el tribunal? ¿Igualdad? ¿Sentido común? ¡¿Pero qué dices?! Aquí, poco a poco, nos envuelve la esperanza travestida, el padecimiento asalto por giros rutinarios y los gordos carceleros solapados.

Bajamos a comer... ¡Mira!, creo que dentro de poco prenderán la televisión. Nos irradiará con sus lucitas matutinas y, como si nos hubieran cosido los ojos, ¡no podemos parar de verla!... de adorarla. Lentamente se acerca el carcelero regordete con su mirada porcina ha cambiar el canal. Le grito desde mis adentros: ¡por favor!, no la apagues..., por lo que más quieras, ¡no lo hagas!, es lo único que me apaña en este mundo persuasivo que me invade. Quiero ver como agitan el culo en el comercial de gaseosas, quiero ver a mi gente en defenestración moral, ¡esa es “mi people”!, quiero ver “realities irrealities”, quiero ver caprichos sexuales y corrupción de menores; quiero telenovelas sin comerciales... Todos, de todos los tipos... ¡Completicos todos!, que me recuerden que estaré mejor allá que aquí... o que me recuerde que no estaré mejor ni allí ni aquí...

Va y viene la rutina... me preguntarás, ¿realmente estaré aburrido?, ¿será que nunca se ha ido lo expectante? ¿se habrán suicidado mis palabras? Recuerda que esto es como una sala de cirugía; es una autopsia lícita donde recogen y profanan nuestros restos, nuestra intimidad, nuestra conciencias. Te sacan uno a uno tus sentidos, ¿estarás ya preparado ya para la rutina?

Le cuento a mi psicólogo y moralista personal... ¡Mira disimuladamente!, si detrás de mi... Aquel grandulón del 305... En fin... A él le conté que aún abundan mis pesadillas entre los barrotes, que me he vuelto maníaco-dependiente a las lentejas carcelarias; que sufro de esquizofrenia por convivir con la realidad y mi pesarosa existencia; y que probablemente el preso de la 203 está enamorado de mis secas posaderas. Él, aferrándose a mi cama, con su profundo conocimiento de la psicología presidiaria, asiendo teorías conductuales de Skinner y Pavlov y, con la profundidad de su colorida y profunda voz, me dice que me va romper la cara sino me callo y pondrá mi prepucio como monumento a los caídos.

Pero, ¿qué quieres que haga? ¡¿no dicen que el que guarda malestares guarda pesares!? O, ¿no era realmente así que decía el proverbio popular? No importa ya... ¿Qué quienes fueron mis jueces y mi jurado? Supongo que alguien, ¿no? ¡Eso ya no importa! Lo que importa es que en cada uno de nosotros hay un vago, un iracundo, un vicioso, un haragán, un libertino, un pequeño tirano, un melancólico... por eso pagamos condena... Por la concepción no ejecutada, por ser delincuentes in fieri, por el potencial de la suspicacia. ¡Recuerda!, un apresado antes de la ejecución de su pecado, reflejará una sociedad en paz e inocencia en su bienestar común... ¡Todo el mundo feliz después de que hayas pagado! ¡Hay que cuidar las buenas costumbres de nuestros conciudadanos! La buena y barnizada lógica y el presentimiento ante el delito es nuestra mejor arma contra los opositores y antagonistas de esta cofradía humana, ¡Viva nuestra sociedad impoluta y libre de pecado!

¿Oyes? Escucha... Son los reclusos reunirse alrededor de su platica impertinente; esos que hablan sobre el último arroz chino que se comieron en patota y tenía pupas de cucarachas; esos que sus risotadas estremecen las verjas y se ríen de los mismos chistes pornográficos transmitidos por diferentes canales; esos que siguen burlándose del último bufón de turno y de sus chistes trasnochados, pedigüeños y morboso.

¿Los viste? Bueno, no importa ellos no se fijaron en ti por fortuna... Estaban desmembrando por partes a esa nena que esta visitando al 475... A esa nena de pantalón blanco descaderado, a ella que sólo le queda refugiarse en sus moretones y frustraciones... ¡Ay! En fin...

¡¿Como que no lo tenés claro?! ¡Después de todo lo que te he contado! Deja tu cinismo que ese soló le queda bien a Macbeth. Yo ya no soy persona, no soy dueño de mi vida, no tengo voluntad, mi poca autoestima ha sido mutilada, acallada a patadas; esas bonitas cualidades, esa defensa de mi individualidad, esa autonomía emocional y libertad para ejercer mi propia personalidad fue arrebatada desde que entre aquí; desde que el último sello de este encierro sonó aguda y profundamente.

Ellos me necesitan, lo sé... ¿Cómo que por qué? Pues para sentir poder sobre alguien, necesitaba reafirmar sus carencias, necesitaba alguien a quien humillar a quien doblegar para sentirse menos miserable, para sentirse más fuertes...

Se hace tarde. ¿Ves la hora? Será mejor que te vayas y yo también...Los guardias me apuran... Mañana tendré que volver... Sí, debo retornar mi encierro, mi blanco encasillamiento...  el “bip” de la puerta giratoria de la salida de la prisión, al poner mi tarjeta de acceso, me abre camino a mi celda en este encierro desesperante... 




Como es de público y notorio conocimiento, la cárcel desde tiempos inmemorables, es la casa del delincuente, mas allá de ser pabellón policial o de fuerzas de seguridad que, in aeternum, el uno no deja de ser la cárcel y, por otro, no deja de albergar delincuentes.


A.A.K
Un clásico salsero...  El preso de Fruko y sus tesos con Wilson Manyola
Graham Nash con Prison Song
Thin Lizzy - Jailbreak



James Carter - Po Lazarus


martes, 2 de junio de 2015

29 Pasos.



“Las apariencias son la fuerza que mantiene nuestros demonios en orden y, 
en la obscuridad,
todos sucumbimos al poder magnético de lo abyecto y de su energía liberadora”.
David Lynch.

“Con mensajes de vida, estas cartas se apresuran hacia la muerte”
Herman Melville.


Otro café y otra tarde que cae. Esto cada vez se parece más a un déjà vu. Creo que he vivido esta historia mil veces. Me dirijo a una mesa libre e, impetuosamente, me quedo quieto al ver aquel pajarillo atacar al gusanito impedido en el suelo (Mi café caliente casi se derrama por mi súbito detenimiento); lo tiene atenazado entre sus patas y su feroz pico lo dirige hacía la indefensa lombriz..., ¡el resumen de mi vida!. Supervivencia en su estado más cristalino... Al ver aquel pajarito, me invade de nuevo ese malestar nostálgico de aislamiento sentimental continuo que he vivido desde mis continuas separaciones. "Supervivencia" me digo y lo recuerda mi soledad. Me siento incomprendido y no entiendo por qué... ¡Soy un hombre de simples gustos! Es que es como dice la canción, " las cosas más triviales se vuelven fundamentales"... ¿es tan difícil encontrar a alguien con cierta afinidad y cercanía? ¿Seré yo el problema? Definitivamente, encontrar pareja en estos días es una labor faraónica y colosal...

Me senté en una de las mesas disponibles en el pequeño jardín afuera del café y allí, delante mío, se gestaba otra historia como muchas que he visto. Estaban dos chicas hablando en voz baja, no querían distracciones ni una clara e injustificada intromisión mía pero, entre más se ocultaban, más predecible era para mí saber lo que ocurría.

Una de ellas, ligeramente agachada y con las manos enlazadas entre las piernas, lloraba y sus lagrimas caían lentamente. Sus sollozos eran interrumpidos por alguno que otro auto con algún soniquete estridente. Su acompañante la aconsejaba y consolaba sin prisa y, con sus lentes de marco rojo, daba la impresión de crear un aura de expiación psicológica y sentimental...

El sol cruento se ocultaba, escupiendo sus últimos rayos luminosos de este día moribundo... yo sólo recordaba los eventos anteriores y su contingencia acumulada...

****

Me encuentro en el apartamento y ojeo el libro de Elvira Sastre que Amalia me regaló en mi cumpleaños. Decía:

“Yo no quiero hacerte daño,
quiero llenar
tu cuerpo de heridas
para poder lamerte después,
y que no te cures
para que no te escueza”.

Inspirador para esta noche... hoy será la noche en que Amalia verá los 29 pasos...

¿Que qué son los 29 pasos? No nos adelantemos...

La cotidianidad y el tedio hacen de las suyas sin dilación entre Amalia y yo. Algo siniestro empezó a tener génesis y, al final de los días, no podía soportar ni su caminar pero, a la vez, la quería con lo más profundo de mi alma. Al principio, tuvimos nuestra era iridiscente y tórrida. Ella me hizo olvidar mi sonambulismo perpetuo y mi consabida misantropía lóbrega; yo le hice olvidar su proscripción conceptual y su incandescente soledad tinturada con resignación. Me olvidaba de mi trabajo al contarle mis volteretas intelectuales y, al besarla, el mundo se me hacía inmarcesible; ella olvidaba sus manifiestas epifanías angustiosas al acariciar mi cabello. Además, sin elocuencia pero enérgico y siempre espontáneo, el sexo era fabuloso. Sin pretensiones más allá del regocijo más puro y espiritual, nos sumergíamos en el libidinoso conocimiento de hacernos lo que nos gustaba, desde lo más sensible y carnal, hasta lo que llenaba nuestras imaginaciones de parapetos sexualmente inalcanzables... pero esa época ya está consumadamente concluida...

Hace ya dos años que no me regala nada (no es que sea superficial), pero ya no vamos ni a cenar fuera, ya ni vino nos acompaña en nuestra mesa. Su afecto es ausente, pusilánime y decadente... Su amor se convirtió en una pradera de correcta y púdica mojigatería y su cariño desmedidamente cotidiano y tedioso... Extrañaba tocar a Amalia pero ella y su manera de ver el mundo, lo había vuelto pertinaz, turbio y difícil. Hasta el sexo se había vuelto bilioso y desganado. Ella lo sabía, pero la trinidad pareja-trabajo-educación estaba cumplida para ella, ¡ella estaba realizada como ser humano!, (ese era su proverbio) y no deseaba que fuera alterado ni siquiera en los barrotes de esta maldita jaula aburguesada.

Son las 7:30 p.m y es tiempo de su arribo. Amalia llega cansada, con ojos apáticos y me da un suelto y soso beso en la mejilla con un "hola-cómo-te-va-Joaquín" rutinario, mientras se dirige a la habitación a quitarse sus accesorios de rigor. Se nota que su mundo circundante estaba ya sin referencias que movieran su mundo y, vacío y sin sentido pulsante, ya se había acabado su predicado, sólo le quedaba el sujeto conjugado “yo quiero, yo necesito, yo debo”... Se había acabo su potencia divina, el fulgor que me enamoro y que no encontré en otra mujer. La mujer que admiraba se diluía lenta y pausadamente en una neblina de hastío y de servidumbre laboral y acomodada.... no creo poder continuar así y no puedo seguir viéndola así...

Hoy, por delegación programática, es mi turno de hacer las tareas hogareñas. Serví la cena como ella siempre la prefería: baja en calorías (ella nunca gustó de los recalentados, eso era de pobres), los huevos fritos sin mucha mantequilla, de gallinas “felices” y ligeramente salados; un te nipón de canela con miel; pan integral con semillas de ajonjolí; y una tarta con queso crema marca “Philadelphia” con moras dulces orgánicas y harina sin transgénicos.

Como ella odiaba el silencio en nuestras cenas, puse un swing suave (hoy de Charlie Parker) como todas las noches. La llamé a cenar y, sin mirarnos, nos sentamos en la mesa...

-Eso es lo que me preocupa del país, estás con nosotros o en contra; izquierda o derecha, estado azul o estado rojo... ya nadie se plantea cual es la posición correcta.- dije yo rompiendo el largo silencio rellenado forzosamente con suave jazz.

-¿Y cuál es la posición correcta?- dijo Amalia levantando una ceja y con una mueca de incredulidad.

-No lo sé... Nuestra capacidad de razonar es lo que nos hace humanos pero, últimamente, renunciamos al don de la razón a cambio de la agradable sensación de pertenencia a un grupo. Ya todos queremos pertenecer a un grupo. Asumimos la posición de nuestro equipo sin reparos y miramientos... yo lo he hecho y me he odiado por eso.- Agregue bebiendo algo de té.

- ¡Carajo! Jamás te había escuchado hablar a alguien con tanta coherencia.

- Yo siempre lo hago, lo que pasa es que tú escuchas de forma intermitente.

-¡Grosero! No quiero hablar más contigo...

-Por favor Amalia, no te pongas así. Se me salió, discúlpame. He tenido mucho trabajo últimamente y, como sabrás, no es muy grato estar detrás de mi jefe y sus ganas de lamerle sus almorranas y las del nuevo director de proyectos. Por favor, terminemos de cenar con tranquilidad... ¿qué tal estuvo tu día?....

La cena pasó de largo entre el baile monosilábico de Amalia, mis preguntas imperiosas que demostraban un interés ya travestido y ausente, y el flujo del jazz de Benny Goodman y Diane Krall. Me sentía miserable por hacerle eso, era completamente deshonesto con ella buscar un dialogo preso de la rutina y el hastío… pero los 29 pasos lo arreglaran todo, ¡todo!, estoy absolutamente seguro de ello...

Terminamos de cenar y, tomando los platos sucios, los empecé a llevar al fregadero, limpiándolos someramente y poniéndolos en el lavavajillas que habíamos comprado juntos. Ella, aficionada a las comedias ligeras y como acostumbraba al llegar del trabajo, veía un capítulo de Big Bang Theory riendo ligera e intermitentemente; además, para no soportar los odiosos comerciales, se distraía chateando por su celular.

Al terminar mi última faena domestica de la noche, me acerque al sillón donde ella reposaba. Le bese la cabeza y dije:

-Y que tal si te muestro finalmente algo que siempre te he prometido... ¿eh?, ¿qué dices?. Tan sólo déjame poner algo de música... ya verás. Pongamos “Pedro Navajas” del viejo Rubén...- Dije accionando el reproductor de música y tomé el mando del televisor apagándolo.

-¿Por qué me lo apagas? Estoy viéndolo...

-Vamos... ya sabes que ese capítulo lo repetirán n-ésimas veces la próxima semana... Además mañana sabes que no nos podremos ver....- Le sujete las manos ligeramente.

-¿Y qué? Nos podremos ver tarde en la noche y lo sabes... a menos que estés muy cansado, cosa que ocurre más habitual de lo normal...- Me dijo con una mueca sardónica.

-Lo sé, lo sé. Pero lo que no te he dicho es que esta noche quisiera darte algo especial... ¿recuerdas los 29 pasos de los que alguna vez te he hablado? Hoy es el día. Esta noche te los quiero mostrar.- Le decía mientras la ayudaba a levantarse del sofá.

-¿Por eso pusiste Pedro Navajas? ¿Con que eso son tus famosos 29 pasos de los que tanto te ufanabas?, ¿unos simples pasos de baile?- dijo ella con voz sarcástica.

-No, te equivocas...- Le dije mientras la tomaba por el talle y le di un dulce beso en la mejilla.- Es el frenesí de un exilio que siempre busco cuando estoy algo loquito. Es mi escape a este maldito mundo ausente de paráfrasis... cosa que sabes de antemano, ¿no?-

-Jum... No te creo nada... Pero vamos a ver, déjame ver que son esos famosos “29 pasos”... dale pues que debo madrugar mañana a trabajar- Me decía mientras simulaba las comillas con sus suaves dedos blancos.

- Perfecto... ven aquí... ¡uepa!... 1, 2 y vuelta al 3...

-Lo sabía, mentirosito, eran pasos de baile... - Me dijo con aire conformista. -...Oye, quiero preguntarte, ¿por qué no me volviste a querer como lo hacías? ¿por qué no me has vuelto a tomar con la pasión que lo hacías?, dime...

-Amalia, no es sólo sexo lo que quiero, es la suavidad de la intimidad lo que está ausente entre nosotros, el sexo es colateral... mira, 3...

-Aja... pero, ¿por qué? ¿por qué no me volviste a decirme cosas bonitas?, ¿es que ya no te gusto?-

-Ya te lo he dicho muchas veces. Mi sensibilidad no está enteramente ligada a mi boca... prefiero seducirte...4, 5, 6... ¿no te parece chistoso? Ahora lo estoy haciendo contigo y siempre lo he tratado de hacer contigo, pero tú mantienes en tu mundo...

-Pues esto no le veo ni cinco de gracia... ni a esto ni a tus putos 29 pasos...a demás no entiendo nada de lo que dices...- dijo ella con conato de malhumor.

-No te enfades, por favor... Te prometo que al finalizar los 29 pasos haremos lo que quieras... Todo lo que siempre has deseado... 7, 8, 9... y luego 10 hasta el 13... tan tan tan...-

-Pero dime, ¿por qué has cambiado tanto? ¿por qué ya no me escribes como antes?-

- Mi imaginación ha suplido lo que no decían mis palabras contigo... a veces nuestra imaginación suple lo que con nuestras letras hacemos ausentes... siempre has estado en mi pensamiento Amalia... 14, 15, 16 y voltereta para el 17.- le dije mientras su cabello brillaba a la luz de la lámpara de la sala.

- ¡Basta! No quiero seguir más este estúpido baile... ¡apaga eso ya!... no escucho ni mis pensamientos... está demasiado fuerte la música y tú me estás respondiendo con evasivas...- Me dijo con rotundo enfado mientras se separaba de mi con un ligero empujón.

-Por favor, te lo ruego... déjame, permíteme abrazarte... sólo por hoy, déjame seducirte por hoy, como era antes, como siempre te ha gustado y has extrañado... sígueme preguntando y te prometo que responderé concretamente a todo lo que quieras, pero déjame seducirte, sigue mis pasos... sigue mis pasos.- Le repetía mientras le tomaba de las manos mientras Pedro Navajas me electrizaba y el calor de sus manos suaves y tersas tensaban mi mandíbula.

- De acuerdo...- Me dijo con total resignación.- ...Dime, ¿es que ya no me quieres?-

-¡Por supuesto que te quiero!... 18 y 19... 18 y 19... Lo que sucede es que tú deseas un súper hombre que enaltezca todo tu narcisismo y ese peso no lo quiero cargar, es demasiado para mí y para mis flacuchas carnes. Siempre te he querido y siempre te querré, pero cargar un lastre de tantas expectativas es imposible para mi...y creo que para cualquier hombre... es un vaso difícil de llenar... 20 y 21, 20 y 21.-

-¡¿Qué?! ¿Qué carajos te pasa? Eres un miserable insensible... ¿¡cómo te atreves a decirme eso!? Todo este tiempo que he estado contigo, te he querido y amado Joaquín... cómo te atreves...- Me dijo con un nuevo rechazo más brusco y fuerte.

-Mira... hemos pasado muchos eventos juntos. Jamás me había sentido tan cercano y amado por alguien... pero también nunca me había sentido tan débil e impedido. Tu felicidad no puede llamarse Joaquín; tenemos que vivir nuestra compañía en paralelo, no entremezclada ni interdependiente. Responsabilizarme de tu felicidad es una tarea colosal y tú mundo no es mi mundo; tus amigos no son mis amigos. Te he dado la libertad que querías, pero tú me has dado tu concepto de libertad: dinero acumulado, viajes que tienes para alardear con tus amigos y un trabajo que te carcome tus mejores años. Tú eres feliz y te regocijas de ese estado, pero yo me siento desdichado e incompleto... Pero no quiero que te pongas mala... ven aquí... ya verás que lo resolveremos, créeme...- Le dije mientras volvía a tomar su mano. Ella la rechazó sin dilación.

- Te lo he dado todo Joaquín, ¿y así me tratas? No seas miserable, cobarde y descomedido. He gastado mis mejores años contigo, dándote lo mejor de mi... ¿y me lo reprochas? ¿Qué es entonces? ¿Tienes alguna zorra por ahí que te calienta la entrepierna? ¿Lo hace mejor que yo? ¿perdiste el gusto por los dildos que tanto te gustan? ¿algunas de esas zungas con las que trabajas te ha regalado un librito de auto-ayuda en el cómo superar tus inseguridades?-

- No es nada de eso...- Le dije con calma. -Por favor, ven aquí, quiero que trates de entenderme, pero sólo he escuchado tus reproches. Quiero que por una vez me escuches sin interrumpirme porque lo haré sólo una vez... después de lo que te diré, me entenderás... créeme... pero déjame decirte lo que he pensado durante tanto tiempo, déjame abrirme ante ti... Y quiero que te dejes llevar... sólo una vez... una vez... estamos a punto de acabar- Le dije mientras me aproximaba y le susurraba en el oído. Amalia me miraba con suma extrañeza, pero aceptó mi acercamiento con ligera resignación mientras le tomaba de las manos de nuevo.

-Muy bien... continúa- Dijo ella mientras posaba su mano sobre mi hombro y seguía mis pasos.

-Ahora, te mostraré los pasos finales... aquí va el 22 y el 23... Eso, así... Quiero decirte que, a pesar de todo, nunca he estado con alguien como tú. Me gusta dormir contigo y sentir tu piel cerca a la mía, me encanta sentir tu vaho en un beso dulce... 24... Quiero que sientas que, a pesar de nuestros problemas, no te he dejado de sentir y de amar con todas las fuerzas de mi ser y que, a pesar de que te he reprochado nuestra convivencia como un malestar, no he dejado de pensar que estos son los mejores años de mi vida... 25... Mi vida siempre estará ligada a ti... 26...- Le decía mientras le susurraba al oído y ella ligeramente calmada, se tranquilizaba siguiendo mis pasos.

-... 27...- Mis manos pasaron a su talle y sus manos se posaban suavemente sobre mis hombros. Ella me miraba fijamente.

-Amalia mía, recuerda que eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Tú lograste lo que nunca hubiera podido solo... Elegir se había vuelto una tortura para mi... 28... Me ayudaste a definirme y a dejar de sortearme.. Por eso te amo Amalia....- La miré fijamente.

-Yo también te amo, pero...- Me dijo mientras yo la abrazaba con leve fuerza...

-¡Y 29!- le dije mientras mi fuerza se volvía maximal y me convertí en lo que siempre fui, en lo que quise ocultarle, en lo que ella apago temporalmente y no puedo ocultar más. No puedo detenerme ahora Amalia, ya es demasiado tarde... ya conociste lo que era y ahora me conocerás completamente. Me quitaré la piel ante ti y descubrirás mi rostro... ¡Jano mostrará su rostro y te sonreirá!... Soy una anaconda reptante, un depredador a punto de atacar...

-¡Aaahhgrrr!....¡Mmmmmmh!- Grito ella mientras clavaba con todas mis fuerzas la navaja suiza que ella me regalo en la mitad de su espalda. Directo a su columna vertebral y sin consentir más... Sentí como se estremecía mientras tapaba su boca firmemente con mi otra mano y caíamos ambos al suelo. Sus ojos despedían lagrimas y terror. Mi mano se empapaba de sangre caliente. Habíamos llegado al paso 29... Ahora sonaba "Espérame en El Cielo" de Celia... me sentía pleno y completo...

-Mi amada Amalia, siempre te he querido y siempre serás quien me enseñó a amar profundamente... pero no puedo seguir así... Cargar con tu autocompasión, tus miserias y tus temores se me hizo imposible.... ¡te volviste el jardín de mis torturas! Y, por más que quise que no conocieras que había detrás de mis 29 pasos, tuviste que conocerlos...¿por qué? ¿POR QUÉ?... Todo hubiera sido más simple si me hubieras escuchado por las buenas, si hubieras entendido lo que había detrás de mis reproches y mis regaños. Trate de salir de un agujero muerto que tú me obligaste a zanjar... Soy un animal moribundo, víctima de la resignación de haber creído encontrado el amor. Ahora veo que, después de haberme ilusionado como las demás, no me dejaste opción... me dejaste sacar los 29 pasos- Le dije y le di un firme beso en su bella frente bronceada. - Hago esto porque te amo Amalia... Sé que no puedo cargar con tus miedos, pero si no los cargo yo, no lo hará nadie más...-

Ella apretaba mi pecho vigorosamente y golpeaba mi espalda mientras retorcía el cuchillo por su espalda. Sus ojos se cerraron fuertemente al sentir la cuchilla moviéndose... Ella sólo podía ser mía, MIA... Y de nadie más... Ahora ya no habrían más temores, sólo calma y pasividad.... Una calmosa soledad empezó a avasallarme... cálida, enérgica y sedante...

Los brazos de Amalia caían lentamente y su respiración era cada vez más lenta. Faltaba poco para completar el paso 29, era cuestión de tiempo. Saqué el cuchillo de su espalda y le di mi último beso en sus labios trémulos y dulces.

-Adiós Amalia querida... siempre serás mi preferida.- Y cerré sus ojos...

****

Me gusta ver el cielo cuando estaba completamente azul. Sabía que lastimaba mis ojos, pero no me importa. Quería el abrazo de aquel azul estelar y la gloria de un vuelo por los aires en esta tarde que cae. Cada vez que el cielo estaba así, venía a este café a leer a Sade o al que tuviese a la mano...

¡Ah!, cómo olvidar a Amalia. Sus ojos verdes me enloquecieron desde el primer momento en que la vi. Me unían a ella tantas cosas pero el tiem... ¡ups!, perdón por la interrupción, me ha llegado un mensaje por whatspp. Dice:

-Te noto circunspecto, taciturno y nefelibato, ¿qué necesitas?
-Un diccionario, por favor.

Hago una mueca al leerlo... Simpático... Patéticamente simpático...

Como decía, Amalia ya es pasado...ahora tengo otros panoramas...

Suspire para tomar valor y, con decisión, me aproxime a la mesa contigua y le pregunté a la chica sollozante:

- Te he visto llorar y no pude evitar sentirme mal por lo que pudieras sentir... ¿me permites invitarte a un café a ti ya tu acompañante para hacerte sentir mejor? - Dije con tono ligeramente melifluo.

- No... no tienes por qué preocuparte... ya me encuentro mejor...pero gracias- Dijo ella de manera secándose las lágrimas con un pañuelo. Sus lagrimas eran negras... deliciosas...

-Sí, no es nada- Dijo su amiga secamente.

- Dime, ¿cuál es tu nombre y el de tu acompañante? Mesero, ¿podría traerme un espresso panna, un vaso de agua con gas y dos nuevas bebidas para las señoritas? Estas ya están frías...-

-Con gusto mucho gusto...-

- Ahora bien, ¿me dirás tu nombre y el tu acompañante al menos para amenizar nuestras bebidas?- Dije arrodillándome cerca a ellas.

- Me llamo Nidia y mi amiga es Natalia.... Pero no hace falta que nos invites, nosotras podemos pagar y estamos bien...

-Por favor, sólo concédeme esta invitación... permíteme darte un pañuelo Nidia... eso es... si me prometes no llorar más, te mostraré una estrategia que he estudiado durante varios años, se denominan “29 pasos”, son 29 huellas de abreacción, sin nada de supino... Te aseguro que, cuando te los termine de revelar, descubrirás que eres una mujer diferente y absolutamente encantadora, encanto que ya tienes en creces...¿qué opinas?- Le dije con dulzura mirándole sus preciosos ojos color ocre.

Ella, con ojos ligeramente más brillantes, simplemente sonrió...

"Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien."
Victor Hugo.

A.A.K


Quedo a la espera de sus comentarios... Además espero recen por el alma de la pobre Amalia...


Siempre tuve debilidad por esta canción... Su letra y su sugestivo aire de experimentalidad (si me permiten el juego de la palabra), me recuerda cada batalla interna por ocultar nuestros demonios...

Portished - Roads


Algo un poco más crudo, el viejo Jhonny nos trae la muerte de su amada Delia.
Delia's Gone-Johnny Cash.


Y me perdonarán lo impertinente, pero este neo-clásico es muy bueno...
Cover de Metallica (The Misfits )-Die Die My Darling