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Del todo y de nada... La alusión de un rastro de lo que nos pertenece... O quizás para rayar un poco de lo que queda...

sábado, 16 de enero de 2016

Desde Una Ventana.



 
El peor enemigo del hombre es el hombre.”
David Hume.



Me llamo Juan Camilo y soy dueño de casi todo lo que ves. No, no soy dios, ¡ja! Soy director de una prestigiosa agencia de bienes raíces y se me da bien dirigir mi mundo. Hago cuanto me place y mi vida está llena de todo lo que necesito. Veo desde mi oficina, a través de la ventana insonorizada, otra mañana aparece en ese suelo... es una plataforma desdeñosa... tan sólo 15 pisos me diferencian de lo que soy con el resto de gente vulgar...

Mi ventana es gigante y puedo ver la ciudad a lo lejos. Los veo pequeños y llenos de prisas. Sin apuros, son el asomo de una vida no realizada... bueno, no como la mía, ¡plena y satisfecha! Esto es darwinismo, evolución social...come o serás devorado... ¡y cómo me encanta perseguir y devorar!. El organismo propone, el ambiente dispone y yo sólo chupo mis dedos. Es la sana competencia la que me mantiene vivo... mi regulador y mi catalizador vital...

Viendo desde mi ventana, siento como la ciudad se vuelve el sepulcro y el renacimiento de los miles que en ella viven. ¡Yo no necesito renacer!, yo he sobrevivido a todo. Si quiero caos, hago una llamada, si quiero calma y orden, envío un mensaje por celular...¿qué más se puede pedir?

¡Por cierto!, hace poco me conseguí una secretaria guapa, de esas para mostrar... Mi imagen debe serlo todo, ¡TODO!...Soy lo que ves y te gustaría ser lo que no ves... Aquí viene ella contoneándose. Es rubia y seguirá siendo guapa quizás por 5 años más... Su ineficacia es total, pero no la tengo para pensar sino como adorno, es un lindo y sexy florero. Ella es como mi sillón español de cuero de Cantabria, reconfortante y cómodo al principio, pero harta después de un rato. Me dice que tengo dos reuniones, una llamada de Singapur en 30 minutos y que la línea de logística espera mi visto bueno para empezar con la ejecución del presupuesto el departamento de gestión administrativa.

Mis gestas se limitan a las finanzas, al acabar el sueño de mi papá y lograr omni-abarcar la plétora en mi vida... Y es eso lo que me motiva, la exhortación del asombro y el éxtasis inmediato. Ya tengo fama y fortuna... bueno, ellas siempre han estado. Lo que nunca he tenido es la plenitud realizada; la felicidad siempre ha sido esquiva desde algún lado. ¡Pero la encontré! Supe, desde la primera vez que utilizo a las mujeres, que mi mirada sobre este podrido mundo cambiaría y siempre tendré ese exilio como premio... es el mejor regalo que podría darme.

Mis padres depositaron en mi todas sus expectativas, miedos, fanfarronadas, esperanzas, aspiraciones, éxitos y fracasos desde que nací. Si me va mal es por tu culpa, me decían ellos. Supongo que trataron de hacer lo mejor por mi... Tiraron sus dados, me enseñaron sus trucos para que yo los arroje, apueste y los demás recojan mis migajas. El futuro siempre me señalaba hacia adelante... mi universo y su evolución sólo dará sus frutos cuando mi éxito sea avasallador...nada de rastros de culpas; cuando la cagues, nada de golpes de pecho al caer; nada de arrepentimiento...Para eso tengo mi psiquiatra virtual... publico mis carencias y mis vicisitudes en facebook y twitter que son mi benzodiazepina. De mis setecientos amigos alguno responderá y me salvará de mi abulia existencial temporal o de mi decepción amorosa pueril... Es una cuestión de respeto a las apariencias, ¿no? ¡Hay que generar drama trascendental e hiperestesia victimista! Que nuestra desdicha frívola sea mi estandarte y mi máscara... ¡Mierda! Hay cosas más importantes que esconder...

Además, no se me da bien eso de tener pareja, siento que es mejor los saltitos románticos y los brincos de cama en cama. Por eso las utilizo... No necesito más, siempre hay incautas en los bares...mujeres “doritos”, para comer y tirar...¡ja, ja, ja!... mis amigos me lo enseñaron ese tiro, pero yo lo tomo como máxima sentimental. La indicada llegará en algún momento, no tengo prisa y hay demasiadas mujeres deseosas de mis saltitos... es una cuestión de método...

Hablando de método, disculpen, tengo una llamada de Singapur... Yes? No,cancel that... yeah, we can merchandise the product with....

En otra parte de la ciudad, cae la noche en otra ventana...
Me llamo Laura, pero en mi trabajo me hago llamar Diana (guiño). Todo esto lo hago no por necesidad, ya que soy profesional y tengo mi especialidad sacada con trabajo, sudor y con el esmero y el doloroso aguante de soportar a todos esos imbéciles cachondos. ¿Qué quien que les diga? Una mujer moderna como yo tiene sus necesidades. Desde hace ya bastante tiempo no consigo empleo en mi oficio y tengo que dedicarme a otras actividades, eh, digamos "extra-curriculares". Pero gracias a los cielos, he sido creada con un don manipulador y buenas curvas... ¡tengo con que hacerlo!, de algo tengo que vivir... Además, se me da bien hacerlo... El sábado pasado anexé otro a la lista y hoy iré por otro ¡Necesito plata! (Ni mi Iphone ni mi nuevo vestido de Coco se pagarán solos). Sí, justamente ayer me senté a esperar y simulé que veía por la ventana. Sólo veía oscuridad entremezcladas con luces callejeras sin importancia. Mientras esperaba, recordaba mi infancia; el amor que le dí a mi padrastro y que nunca me correspondió (sólo me correspondió follandome cada vez que mi madre no estaba); y rememoraba cómo me inicié en todo esto... Pero cambiemos el tema, no quiero ponerme melancólica ahora. Además, no se preocupen, por exigencia familiar ya tengo un terapeuta que visito varios años atrás. Le hago creer que todo va marchando bien, aunque con ligeras pesadillas. A mi terapeuta le encantan mis visitas...¡Ah!, Los hombres... tan incrédulos, tan caballerosos, tan mentirosamente adustos... 

Pero déjenme les cuento lo de anoche... Recuerdo cuando lo vi... Sentada en el bar tomando mi smirnoff ice con limón, lo observé por el reflejo de mi ventana próxima. Me levanté de mi silla para ejecutar mi "trabajito". Este era el décimo primero que me toca sola. Allá estaba él, en la barra, creyéndose tan galante y guapo... De hecho lo era, pero no tolero los hombres así, valentonados, petimetres y vanilocuentes. Me tomo mi tiempo para arreglarme la falda y el escote ligeramente y me miro en el pequeño espejo de mi maquillador para retocarme. Me aproximé a la barra cerca a él, simulando su inexistencia. Él me ve, sonríe con sus dientes perfectos y su barba cuidada se expresa por sí sola. Yo le devuelvo mi sonrisa y dejo que él me salude y hable.

Después de un rato, charlamos y pretendí una charla amistosa. Se me da bien esto de fingir. Me habló sobre el suicidio de la ilusión y otras pendejadas más para enredarme... ¡Ja!, si supiera... Le puse cara de asombro y le proyecté mi falsa atención. Él sólo sonreía plácido pensando que me tiene, que ya sólo le quedaba darme la estocada. Lo invito a otro lugar, a algo más privado...¡estos hombres! Siempre pensando con las hormonas y las pelotas... Tomamos un taxi y lo hice pasar, mientras enciendo las luces del apartamento prestado.

- Toma asiento¿Quieres escuchar a Tom Waits? A mí me encanta... ¿qué tal temptation? ¿O Prefieres un tango de Alfredo de Angelis?- Le dije y le ofrecí una copa con mi secretito. El tango suena dulce y presuroso, el piano y el bandoneón sonó en arpegios continuos y desbocados... 

- Puedes poner lo que quieras, yo no los conozco- Me dijo algo excitado, se le notaban las ganas por devorarme. El tango retumba dulce y presuroso, el piano y el bandoneón sonaron en arpegios continuos y desbocados... Recuerdo que sentí un ligero desprecio por su ignorancia musical. Ahora, con más ímpetu, me alegra haberme aprovechado de mi querido galán. Me aproximé a él con seducción siguiendo el compás del tango y me senté junto a él, tocando su pierna disimuladamente y mientras cruzaba las mías.

-¡Bebe, bebe!- Le dije suavemente al oído, mientras besaba su cuello. Me acercaba a su oído con una simulada respiración agitada...Siempre se lo beben de un plumazo... ¡Me encanta! Fingí sensualidad y le pretendo afecto... es un teatro cruel, una escena de atracción que alguien tiene que ejecutar, ¿no?

Me subí a sus piernas y pasé mis manos por su cabello liso, suave y bien puesto. Lo empecé a besar con suaves mordidas en sus labios carnosos y dejé que besara mi cuello... Mh...me dejé llevar poco a poco... besa bien, ¡lástima!. Me aproximé a sus ojos y estaban desorbitados y se le veía mareado...

-Estás listo- Le dije mientras me bajo de sus piernas y vi como se cerraban sus ojos. Tomé mi celular y llamé a Javier para que me ayudara a ordeñar todas las tarjetas y demás pertenencias del Casanova apresado y lo deje por ahí en cualquier esquina... Javier sabrá que hacer con sus tarjetas, yo sólo me encargo de apresarlo.

Es atractivo eso de encerrarlos en su propio juego... es excitante. Hoy, mientras me arreglo para mi nueva gesta, me pongo un vestido de Carolina Herrera y me arreglo el pelo.

-Estoy lista. Ya puedes venir a recogerme... ¡Nada de deslices esta vez!. Necesito que el negocio siga, ¿eh?... Vente pronto... - Le escribo a Javier por whatssap.


Esa misma noche, horas después, las ventanas alumbran en otro lugar a Juan Camilo...
Un amigo me llama para salir un rato. Me dice que quiere ir a "Clase II" el prostíbulo más caro y famoso de la ciudad a celebrar su cumpleaños. Acepto estar pero sólo un rato... Hoy me iré de cacería a otro bar...

Al llegar al sitio veo mujeres desnudas desfilando y bailando al son de la música estridente. Las luces coloridas y móviles, al compás de la música del DJ, lo cubrían todo. Algunas de las mujeres esperan en la barra, mientras otras se aproximan a un grupo de hombres encorbatados... Allí está mi amigo, quien se ve que disfruta del paisaje con una morena que le frota las nalgas en su pelvis. Otros hombres bebiendo licor alrededor de él pretenden no prestar atención a los movimientos sensuales de la mujer.

A las mujeres les gustan los hombres poderosos. Aquí se ven mafiosos, hombres de negocios y acaudalados. El dinero gastado en una mujer es la mayor muestra exhibicionista y hedonista que un hombre podría tener.

Mi amigo me saluda con emoción y gozo, mientras coge a la morena del talle y la sienta a su lado. Me ofrece un trago que bebo inmediatamente.

-Cómo vas viejo Juanpa, esa vida de casado está dulce, ¿no?- Le digo levantando la voz y arqueando una ceja.

-Durísima Juanca, ¡durísima! ¡Wow! ¡ja ja ja!... tomate otro Juan- Me dice mientras agarra a la morena de la cintura y le da un largo beso lenguado.

- No viejo Juanpa, sólo vine a saludarte, me iré al bar que me gusta. Hoy quiero jugar a al gato y al ratón.- Le digo guiñandole el ojo- Además, yo te llamaré cuando me aburra... ¿tienes papelitos o pepas?-

-Sí, sácalos de la chaqueta... Espero pues la llamada... ¡pilas pues!-


Desde la Ventana del bar "Aquí Estarás", horas después, esa misma noche... 


Diana espera alguna “presa” sentada en el bar, pero no ve nada que le sirva. Son los mismos con las mismas y eso que es la primera vez que entra a ese bar. Sin embargo lo ve llegar... ¡mh! interesante espécimen, piensa ella: arreglado, guapo, buena fisionomía, elegante, ojos claros. Nuestro Juan Camilo entra galante y se sienta en la barra y saluda al barman pidiéndole una cerveza fría.
-Javier, me llegó uno. Te escribo luego para que me recojas en el nuevo local.- Escribe Diana a Javier por whatsapp.- Ella, acto seguido, realiza el mismo modus operandi: Arreglo de falda y escote, brillantez labial, ligeros retoques en los ojos. ¡Esta preciosa! Y se aproxima con decisión a Juan Camilo...

-¡Vaya! Pensé que ese perfume no lo vendían y que estaba fuera de circulación.- dice Juan Camilo sintiendo le roce dulce del perfume de Diana.

-Compre el último hace poco en New York, ¿huele bien?- Dice Diana mientras mira seria y picara a Juan Camilo.

Juan camilo nota su mirada y agrega:

-Absolutamente, además hace juego con tu porte y vestido-

-Gracias, qué galante... Ahora, si me permites, me iré a sentar... disculpa.-

- De acuerdo pero, ¿podría invitarte a tomar algo y charlar un poco más sobre esa vida newyorkina, lo exiliado que nos veremos en esa esquina con esa ventana y más sobre esta vida miserable?-

Diana sonrie y agrega:

-Estoy esperando a una amiga... pero, mientras ella viene, no veo porque no podemos vernos como exiliados inanes...-

Ambos se sientan a disfrutar su velada y de su acorralamiento mutuo. Frente a frente, cada uno reparaba los gestos y sus formas; escuchan la modulación de la voz; el cuello de la camisa a rayas y los lentes de noche de Juan Camilo y el canalillo con asomo de un pedacito de encaje negro y el collar de pepitas rojas y azules de Diana...

Los primeros 20 minutos fueron una conjugación entre silencios y preguntas habituales y sencillas: Qué haces, dónde estudiaste, qué lugares has visitado... se miraban sus gestas ocultando sus verdaderas intenciones. Pero algo extraño sucedió, algo para lo cual ninguno estuvo preparado... ¡Hubo química entre ambos! De la nada, ella gusta de sus historias y sus aventuras viajeras; él disfruta de su risa y sus anecdotas adolescentes... El gusto empezó a ebullir y ambos emanaban destellos de sus ojos... El aura de un gusto limpio y sincero empezó a nacer.

Ella empezó a pensar que podría hacer una excepción esta noche. No sabía realmente porqué lo quería hacer. Durante todo el tiempo que había trabajado nunca había sucedido esto. Buscaba sus presas con el odio de morderlos donde les duele. Siempre fue fría y calculadora, pero él, Juan Camilo, le atrajo y no con la seducción estúpida que tanto odiaba de muchos hombres. Era su tipo de presa, es cierto, pero el gusto le impedía seguir avanzando. Dudo un poco, pero después de conocer más a Jan Camilo y determinada, escribió a Javier un “esta noche no, cancela y no me recojas”, ante lo cual Javier sólo respondió con un simple “OK”.

Juan se sentía tranquilo. No tuvo necesidad de sacar ni su billetera, ni su chequera, ni su apellido paterno. Tuvo la extraña sensación del gusto sin tapujos... Fue extraño para él, pero era una sensación dulce y placentera. Él sólo había sentido esa sensación en su tiempo universitario, cuando se enamoro profundamente de una compañera de clase que siempre lo trato con desdén y, al romperle el corazón, le hizo ver a las mujeres como objetos de adorno y de gozo efímero... Pero Diana le traía una oleada de sensaciones de disfrute y gozo tibio y regocijante.

Ella lo miró con dulzura, con el apego plácido de un afecto recién encontrado. Él la miró encontrando algo más que un polvo fácil. ¡Fue el nacimiento de algo! Ninguno de los dos sabia que era ese algo... Pudo ser afecto, cariño o un amor incipiente que estuvo carente por tantos años en ambos. Los dos no se atrevieron a besarse durante su larga charla al lado de la ventana. Ninguno de los dos quiso apresurarse como lo habían hecho antes con sus pasadas presas. Querían el gozo del sentimiento creciente y el lento gusto por el abrirse a cada uno, la pureza y el disfrute de esa ambrosía gustosa y provocadora.

Ambos querían que la noche continuara, que no acabara en ese ruidoso lugar. Ninguno soportaba el final de la noche. Así, decididos a rematar lo que quedaba de la noche, salieron del bar dejando atrás los reproches, los miedos, las faltas y sus pecados.

Antes de entrar de en el carro, los sorprenden dos gamberros, dos jóvenes de esos desahuciados por la sociedad que han crecido entre la pobreza y la marginalidad los encañonan por detrás.

-¡Quieticos linda parejita!...no se me muevan mucho. Quédense tranquilos y nada les va a pasar, porque si no es este fierro el que hablará.- Dijo uno de los hampones mientras apuntaba su revolver.

-Hermano tranquilo, yo tengo...- dijo Juan Camilo

-¡Cállese pirobo!. Te callas o te dejo como una puta coladera, gonorrea. Nos vamos montando al carro despacito...eso... abra las puertas de atrás y usted me maneja... Lucho subí a la maricona al otro asiento.- Dijo el otro ladrón susurrante pero amenazante

-Claro, esta re-lina la malparida esta...- Dijo Lucho mirándola lascivamente de arriba abajo.

-No me hagan nada, no queremos problemas... Mire hermano, aquí tengo trecientos mil pesos y no ha pasado nada...- Dijo Diana.

-Vos te ves más bonita calladita mariconcita. Callate que aquí damos las ordenes nosotros. Pero váyase quitando cadenas, aretes, celular, reloj... Nada de visajes...- Dijo Lucho de manera agresiva e imperiosa

Arrancaron en la camioneta Land Cruiser que el papá de Juan Camilo le regalo de cumpleaños. El ambiente dentro del carro era un nudo de nervios entre Juan Camilo y Diana que se miraban mutuamente. Se destilaba una angustia terrorífica y un silencio afilado rondaba todo el espacio. Condujeron 15 minutos hasta un terreno baldío en un cerro desconocido. La oscuridad lo cubría todo y las luces de la ciudad vomitaban su brillo a lo lejos.

-Doble a la derecha y luego a la izquierda...eso...Todo derecho... Pare aquí y despacito... Apague las luces... ¿Listo Joaco?- Dijo Lucho.

-Listo- Respondió Juaco sacando otro revolver.

- Hermano, no nos haga nada, aquí le paso mi billet...- Dijo Juan Camilo

-¡Cállese, gonorrea, cállese!... ¡A darle ordenes a su puta madre! Abra las puertas y tire las llaves del carro al suelo. Eso... Bájese... y usted también zorra...- Dijo Joaco apuntando y empujando el revolver a Juan Camilo en la nuca. -Arrodíllese y usted, machito, quítese todo: billetera, plata, reloj y celular... Lucho, cuidado con esa vieja.-

-Tranqui, Joaco, lo que esta es muy buena.- Dijo Lucho mientras le pasaba el revólver por la oreja.

La sangre hervía en Laura. Tuvo recuerdos de su padrastro; recordó todo ese afecto mal correspondido y ese visceral odio hacia su padrastro afloró completamente. Con un acto temerario, golpeó a uno de los ladrones y se echó a correr victima de la histeria, pero antes de dar dos pasos, el tambor del revolver fue descargado entero en la humanidad de Laura y los fogonazos iluminaron la cara de todos. Su cuerpo cayó inerte con ojos abiertos y vidriosos. Un charco de sangre empezó a cubrir el cuerpo de Laura y su vestido se manchaba lentamente de sangre negra.

-¡Lucho, pendejo!, ¡Nos van a pillar!- Gritó Joaco.

-Nadie nos verá aquí y esa malparida me pegó durísimo... además quien me interesa es el niñito ricachón...- Dijo Lucho mientras se sobaba el golpe que Laura le había dado y cargaba su revólver.

Juan Camilo estaba aterrorizado, el sudor caía a borbotones de sus sienes. Su palidez era de una hoja de papel.

-Quítese camisa, pantalones y zapatos... ¡Ay, pero que belleza! Tenemos un chico de gimnasio aquí, Joaco. Mirá... culito prieto, quedate bien quietecito. Joaco, amarralo fuerte que nos se nos suelte el semental... ¡qué solle, hijueputaaaa!- Gritó Lucho mientras se desabrochaba el cinturón.

Juan Camilo fue amordazado y amarrado de pies y manos. Su pecho estaba sobre el sillón trasero de su carro y podía ver la ciudad a lo lejos. El gozo de los delicuentes era pleno, mientras Juan Camilo lloraba y sollozaba mientras era penetrado. El dolor, la aflicción y la impotencia de que su mundo no fuera en su auxilio lo llenaba de horror y pena. El amanecer y un cadáver que lo miraba atentamente eran sus únicos acompañantes. Era el comienzo de otra mañana, con otra plataforma desdeñosa, pero desde otra ventana.



 

JLC.

Horacio "El Negro" Hernandez, Robby Ameen & Ruben Blades.
"Medley Sympathy For The Devil-El Cielo"


King Diamond and Black Rose
"Crazy tonight"


Max Ritcher
"On the nature of daylight"


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