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Del todo y de nada... La alusión de un rastro de lo que nos pertenece... O quizás para rayar un poco de lo que queda...

lunes, 31 de agosto de 2015

La Chica Porcelana


Para Chani con gran cariño y afecto...




"La mujer es voluble como hoja movida por el viento."


Giovanni Boccaccio.


Estoy tumbado en la cama boca arriba. Veo por la ventana el inicio de la noche y los brazos de los arboles se mueven lentamente mientras la brisa entra por la ventana... Me siento fresco y liberado... Desnudo y tumbado, me siento en paz con el universo... Sé que será efímera mi sensación, sé que se irá, sé que mendigaré de nuevo un pedacito de felicidad muy pronto...

Pero el problema no es mendigar, el problema es mendigar qué y a quién.... En mi caso siempre lo he hecho con mujeres... Siempre esperamos alguna súper mujer que nos lo de todo. Que sea tan exitosa que no exista para ella el verbo fracasar. Que ella sea una de las vencedoras, de las que resalten tanto que esté por encima del promedio... Sin embargo es decepcionante saber que no hay super mujeres, esas sólo existen en los sueños de los arrabales a los cuales mis amigos y yo borrachos hacíamos referencia cuando el dolor nos llenaba las copas con aguardiente a las tres de la mañana. Pero hay otras mujeres, esas que pasan inadvertidas... Quizás las haya visto sentada en algún sitio. Quizás sea una de esas que pasan cerca a mi hombro y ni las noto. Nunca me cruzo con ellas porque no me interesan o no la distingo... A veces me creía superior, mi presunción era superlativa y buscas una, en mayoría de casos, con un atractivo físico fatal o esa plusvalsía parafílica que me hiciera soñar... Perfección y altivez. Eso es lo que buscaba, pero nunca a una de esas mujeres comunes y normales; circunspectas y sencillas; ordinarias y corrientes... Ninguna de ellas invadiría mis noches húmedas y solitarias... Además, ¿quién soy yo para decir quién es común y corriente en todo caso? Todo cambió, pero ya es tarde..., todo fue diferente con ELLA... Yo no la distinguí a ELLA... y me arrepiento...
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La conocí en un bar. Me la presentaron como a cualquier otra chica del lugar y no quise más que cruzar unas secas pero educadas frases cruzadas: “Dónde vienes, para dónde vas, qué haces, estudias o trabajas, te gusta este sitio...”. Sus respuestas estuvieron enmarcadas en la clara indiferencia mía y en su incomodidad con el bullicioso lugar abarrotado de parranda y bacanal. Ambos moríamos de aburrimiento (a ella nadie la sacaba a bailar y a mi me disgusta hacerlo). La indiferencia por cada uno la subrayábamos con suspiros de una noche moribunda y sorbos aleatorios de mi vodka barato sin hielo y su intensamente rojizo bloody mary.

Al terminar la noche, nuestros amigos entusiasmados por la noche y el jolgorio decidieron rematar la noche en otro sitio. Yo decidí no continuar, me sentía hastiado de la noche y preferí mi tibia cama, que seguir envalentonando esfuerzos por una noche que para mi estaba muerta sin mujeres que llamaran mi atención y sin alcohol suficiente en las sienes.

La chica decidió acompañarlos. Ella estaba decidida a asesinar la noche con otro cóctel.

– Espero la pases bien.– Le dije con desgañitada y monótona voz.

- Espero que tú también la pases bien. Un gusto conocerte... – Sabia que mentía, pero está bien, todos lo hacemos por “políticas públicas”. Ella pregunta sin prisa– ¿Me recuerdas tu nombre?–
 
 – Alejandro, ¿y tú me recuerdas el tuyo, por favor?–

– Emilia. No me llames Emi, por favor. No soy una tienda de acetatos y me hace sentir vieja.–

– Ja, ja, de acuerdo Emilia...–Reí con honestidad por primera vez en la noche.

Me despedí de los demás mientras miraba por última vez a Emilia y a mis amigos alejarse para tomar un taxi. Mis amigos estaban en paroxismo completo y Emilia sonreía con poca soltura a pesar de la fiesta. ¿Que carajos le sucederá? Me preguntaba mientras caminaba por la acera repleta de gente. Me alejaba de la muchedumbre y mi pregunta se quedo entremezclada entre el limbo de la multitud.

La siguiente semana salí de nuevo con mis amigos a un lugar más “neutral” y allí estaba Emilia. La conversación fluyó a lo habitual trinidad de trabajo-pareja-estudios, que nunca abandona la mesa del viernes. Emilia callaba y sonreía con intermitencia, nadie le preguntaba nada. Ella, sentada junto a mi, se le veía temerosa y tenía una mirada de sumisión extraña. No quise ser tan indiferente como la última vez y empecé a bromear un poco... un poco de aquí y un poco de allá... que patatín, qué patatán... Mi sorpresa llegó al recibir un frío y seco “eso no me hace gracia”. ¡Uhh!...¡sorpresa! Un puñetazo directo a la boca del estomago. Es cierto, me lo merecía por hacerme el bufón barato...

-Lo siento mujer. No sabía que te incomodaban ese tipo de chistes.- le dije con sinceridad.

-No te preocupes. Pero, si quieres darme algún chiste, usa esa cabeza que tienes para algo más útil que sostenerte esa larga cabellera que tienes.-

¡Me salió ácidamente socarrona! Estaba lista con guantes de boxeo... No niego que me molestó al principio pero me gusto el sarcasmo.

-Esta bien, esta bien... Te ofrezco una muestra de paz.... Empecemos de nuevo quitando mis patosas payasadas y tu irritación, ¿te parece?-

-Esta bien Alejandro. Tu amigo Joaquín tiene razón. Eres un tipo reflexivo después de todo. Eso me gusta...-

Extrañamente empezamos discutiendo de todo. Arreglamos el mundo, lo rehicimos y nos acostamos en él. Pasamos desde política internacional hasta cómo hacer para que el arroz no se pegue en el fondo de la olla. Arremetimos contra Dan Brown y su estúpida búsqueda de conspiraciones, hasta la gregaria sensación de que en el cine de zombies ya no hay nada bueno que ver... Fue extraño y estimulante a la vez. Nunca imaginé que ella pudiera ofrecerme todo un acervo de acicates dialécticos en una noche... ¡Me empecé a emocionar! Ahora empezábamos a discutir sobre amigos:

-Lo que yo le doy, lo que yo le ofrezco no se lo doy a nadie más. Y me gusta pensar que lo que un amigo me ofrece no se lo da a nadie más. Puede que te parezca una tontería pero, ¿sabes que me parece una tontería a mi? La idea de que los celos o la infidelidad están limitados al romanticismo. Siempre sospecho que mi mejor amigo (hablaba de Joaquín) tiene alguna conexión con otra gente... que quizás recibe algo que no recibía de mi. Se que suena muy maricón y muy hiperestésico, pero él es mi amigo y pido exclusividad en su amistad.

-Es probable que sí....-Dijo ella bebiendo un sorbo de cerveza.

-Mhh...-

-Pero creo que lo que recibes de tu amigo está más allá... ¿Cuánto llevas de conocerlo a Joaquín? ¿meses? ¿años?. Hoy en día, cualquiera te dice que es su mejor amigo. Ese término ya no tiene un significado profundo como antaño. Actualmente, arropamos a desconocidos con abrazos y besos...!Los abrumamos en el segundo o tercer encuentro!... Se entregan tarjetas de cumpleaños por la oficina para que todo el mundo pueda garabatear un pintarrajo de sentimentalismo a un colega que apenas conocemos. Todo el mundo quiere a todo el mundo. Como resultado, cuando oyes que alguien te quiere no significa gran cosa, ¡es una sensación hueca!, sin garantías, sin zócalos y con superficialidad profana. Pero, para demostrárte lo que te digo, te admitiré que te quiero, eres mi mejor amigo... no imagino una vida sin ti...tú, mi mejor amigo... ¡Ja ja ja!-

-Vaya sentido del humor que tienes...- Le dije tratando de salir del desconcierto.

-Lo sé... Me imagino que por eso hemos hablado toda la noche...-

No recuerdo como sucedió, pero sucedió. Después de una noche llena de aproximaciones, indirectas, llegó el beso que ligó todo y mi apartamento se convirtió en el exilio de una noche de gusto creciente. Su desnudez tenia una horma deliciosa tierna y rígida. Su cuerpo estaba moldeado a punta de gimnasio matinalmente diario... ¡nunca me había tocado una mujer con tal cuerpazo! Si bien el primer encuentro sexual siempre es torpe y tímido, permití que ella leyera mi lenguaje corporal...  a pesar de mi tonta timidez, ¡sí que me leyó de cabo a rabo!,...

Después de los últimos retozos post-coitales, ella se encorvaba... parecía que rezaba enrollada en su cuerpo.

-Parece que rezas en esa posición... ¿a quien le oras?- pregunte irónico acercándome a su oído.

- Supongo que si estuviera rezando, veneraría a alguna deidad demoníaca...a Lucifer tal vez.... Porque es seguramente a él a quien debería adeudarle algo. Es él el único que he conocido... Sólo he conocido un ingente infierno. Un doloroso infierno... Me temo que es la única estrella que tengo y lamento que tengas que escucharlo...- Me susurro. 

A pesar de su metafórico y descarnado sarcasmo, me interesó el por qué afirmaba que su vida era ese agujero oscuro que decía que era. Al preguntar por su pasado, se abrió ante mi una mujer golpeada por la vida. Ni su infancia ni adolescencia fueron felices... o por lo menos “normales”. Su vida estuvo marcada por la proscripción temprana, escapando de casa a los 13 años de una madre indiferente, carente de afecto y divorciada de un padre brutal y machista; su infancia fue marcada por el abuso y el maltrato. Su temprana juventud fue una marginada diáspora adolescente que terminó en un refugio juvenil donde era vista como una extraña invasora, era el último eslabón en la cadena del refugio... Una marginalidad permanente en muchos de sus recodos existenciales.

Sin embargo me dijo que no se sentía miserable. Reparó su vida como pudo. Logró capacitarse y crecer... Eran sólo momentos de bajadas que ya ha superado y desea olvidar... pero con una única venganza incólume.

- ¿Venganza? ¿ Venganza contra quién?

- Quiero vengarme de alguien de mi pasado... Pero también me vengo de aquellos quienes no creyeron en mí, creando mi mundo y siendo lo que quiero ser. Me gusta ser una proscrita social... Tengo la ventaja que todo lo veo desde una lejanía objetiva y mi perspectiva es más ancha que verlo en detalles enmarcados nimios que la gente normal llama "importantes". Al principio, me sentía sin sentido y sin rumbo... mi orientación estaba perdida, con la deriva desorientada ante una críptica vida. Además, aunque no te negaré que también soy algo masoquista, me gustaba estar desorientada... pero ahora estoy tratando de encontrar a alguien que me ofrezca algo más que dos comentarios halagadores y una invitación a un restaurante costoso... 

Me dejo frío su respuesta.... Pensé que, a pesar de su dura infancia, ella había logrado olvidar, o, por lo menos,superar sus conflictos internos... Venganza, su búsqueda de resarcimiento...

- ¿Podría preguntarte por tu venganza?- Pregunté con cierto sigilo y temor. Ella me miró con cierto gesto despiadado pero sensual... Sus palabras cayeron como rocas, como mazos pesados...

- No quisiera contarte muchos detalles porque es la primera vez que te veo, pero he recibido tanto daño y he sido lastimada tantas veces, que hay eventos que nunca podré perdonar. No me malinterpretes, creo que puedo vivir con todo lo que me ha pasado, pero hay daños que tengo que redimir pensando que no se le harán a otros... Tengo que buscar exilio y descanso en mi rutina de ejercicio, mis lecturas y los pocos amigos que tengo... Pero ésta revancha es mi unción...-

Me dijo que todo esto conllevó a que se marcara en ella un empuje tremendo, una fuerza impulsiva de salir adelante sin importar las desgracias. Hasta entonces, la había considerado como una mujer dócil, frágil, temerosa, huidiza, tierna... Al conocer su historia, ya es un ser completamente opuesto: guerrera, valerosa, punzante, inteligente y sensual. Sentía que ella era una porcelana: dócil, frágil y suave. Pero, al quebrarse, es punzante, dura, fuerte... ¡Y aguanta el calor lo que quiera!

- ... Es lo único que me queda.- Me decía ella con ojos apasionados de búsquedas y de interés constante e impulsivo. -Puede que mi vida te parezca miserable, pero no es así... Simplemente he caído en cuenta que mi suerte estaba para otra cosa o, quizás, siento que estoy destinada para otra cosa... No sé si la suerte a forjado lo que soy, o si soy la gestación de una alienación planetaria. Pero entendiendo ahora lo difícil que ha sido mi vida, está en mis manos el cambiar lo que no me gusta y el ser lo que me gustará ser. No considero que seamos manipulados por el destino y que el comportamiento de nuestras moléculas sean predecibles a partir de leyes deterministas. Como te digo, creo que puedo ser lo que quiera y yo decido quien seré...-

La noche pasó así... entre preguntas y respuestas... Entre tangos de Osvaldo Pugliese, la cruda y enamoradora voz de Billie Holliday y el hard rock desgarrador de Danzig...  Yo me hice el enigmático, era ambiguo en mis respuestas y mi vida se la expuse como algo somero con tintes de opacidad, para mantener el encanto de una oscuridad postiza y que se caía a pedazos (además mi vida realmente no era tan interesante como la de ella). Emilia me miraba con sinceridad. No sé si todo lo que me dijo es cierto, pero ahora se lo creo todo. Había algo en su mirada que me impedía rechazar a sus palabras diáfanas y su rostro me mostró una crónica ambulante.

La mañana era ligeramente fría ese sábado. Emilia se había ido sin darme cuenta y aún su vida giraba en mi cabeza y mi hipocampo estaba recordando al máximo todos los sucesos de la noche: el cuerpazo de Emilia, su vida y sus desgracias... Al levantarme, encontré una pequeña nota con un beso color escarlata. Sonreí y mi celular timbra.

-¿Aló? Hola viejo Joaquín , ¿cómo estás? ¿Qué tal estás?-

-Excelente... Anoche me levanté un par de zurronas que bailaban reguetón muy sabroso. Ahí quedé con los teléfono... Y vos qué con Emilia, ¿ya te la zampaste?-

- Vos si no podés ser más basto y ordinario porque tu mamá no te amamantó con pecho sino con axila, ¿no?-

-Ah... no te pongás así Alejandro... Pero, ¡huy marica!, contame los detalles con Emilia... ¿está buena?-

-Me encantó la nena... Tiene un cuerpazo y es muy inteligente...-

- Lo sabía... ¿Me la vas a rotar?-

-Cómo se te ocurre... además, ¿por que ella? Vos estabas fijándote en las dos amigas tuyas del bar, además las que me acabas de contar...-

- Está bien, no te pongas melodramático y trascendental como siempre... ya sabes que yo sólo vivo para torturarte...-

- Tan gracioso el gaznápiro este... Además no podré ver a Emilia nunca más...-

-¡¿Cómo?! ¿Y eso por qué? -


- Ella me encanta, me gusta demasiado... pero está destrozada, está muerta en vida. Nunca podría estar con una mujer así...-

- Alejando, sos un hombre de 30 años, profesional, con un buen empleo y, tómate esto como un cumplido sensato, no eres nada feo... pero ese comentario que dices la saca del estadio... ¿es que tenés 12 años para andar diciendo eso? ¿tu mamá te está cambiando pañales todavía? Te presenté a Emilia porque sabia que, a pesar de su discreción e introversión, a pesar de ser una mujer destrozada, es una mujer que guarda encantos que no le enseña a cualquiera, que es de esas mujeres que enloquecen, que valen la pena... ¿qué putas te está pasando?-

-Francamente me da miedo una mujer así... No quiero recogerla del suelo como a Alexandra... Además yo esperaba un encuentro nocturno, no una mujer para recoger en pedacitos...

-Te presente a Emilia para que te busqués, de una vez por todas, una mujer de verdad, una mujer con carácter y discernimiento. Un mujer con la lucidez necesaria para distinguir entre lo que hay entre la perspicacia aguda y el simple sarcasmo simplón... Yo no sé que esperabas... Creo que sos un barco a la deriva. Creí que tenías un rumbo pero no sabes cómo manejarlo... Además Emilia es toda una mujer...

- No me jodás Joaquín... A veces sentía que ella pedía mi auxilio, que quería mi ayuda... No sé cómo manipularlo... sus ojos verdes siempre me decían algo... a veces eran dulces, tiernos y suaves; otras veces me miraban con anhelo buscando salidas... salidas que yo sabía que no le podía dar. Pensé toda la noche que debía haber hecho algo, pero solamente le dejo una noche húmeda más... Y, aunque me duela le dejé una vaga y efímera felicidad... la recuerdo como la chica porcelana... Aquella chica frágil, muy frágil... Pero, a su vez, cuando se quiebra, es dura, punzante... Espinosa y puntiaguda... Alguien a quien no querría ver resquebrajado, alguien a quien no querría quebrar; alguien que me recuerda a una amazona a una guerrera mítica; alguien a quien admirar con ejemplo de temple en su dura vida.

- ¿Sabes Alejandro? No eres más imbécil y más güevón porque no te levantas más temprano. Tu filosfía barata y tus símiles no te llevarán muy lejos... Ya le diré que no le interesas y la próxima vez buscas por tu cuenta... Bueno, ya sabés... me llamas para esta noche, ¿no? 

J.L.C

Celia Cruz - Bravo
Billie Holiday - I Can't Give You Anything But Love
María Salgado - Sólo por miedo.

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